“El gran problema es uno de naturaleza política, no policiaca”, manifestó el dirigente político al sostener que por décadas Puerto Rico ha sido un punto de enlace de los productores de cocaína en América Latina, en dirección al mercado mundial más importante de consumidores de esa droga, que es Estados Unidos.
Abundó que, según se estima, entre 40 a 50 millones de personas constituyen ese gran mercado que mueve cientos de millones de dólares al año.
“Las cifras oficiales hablan de 70 mi kilos de cocaína, valorados en 1,4 millones de dólares, que entraron ilegalmente a Puerto Rico en 2021; asimismo se reconoce que en 2022 han entrado 48 mil kilos”, reveló el dirigente del MINH.
Reiteró que el problema del narcotráfico en Puerto Rico es, primero que todo, uno de naturaleza política, no policiaca.
Muriente Pérez precisó que el gobierno de Estados Unidos controla absolutamente el espacio aéreo, marítimo y terrestre de Puerto Rico, lo que significa que ellos deciden sobre todo cuánto entra y sale del país.
“¿Cómo es que entonces el narcotráfico logra situar impunemente en nuestro país esa inmensa cantidad de droga? ¿Cómo es que logra —además de ubicar para consumo interno en Puerto Rico el 20 por ciento de la droga traída del exterior— hacer llegar desde Puerto Rico, con la misma impunidad, el 80 por ciento de esa droga a distintos puntos de Estados Unidos para su mercadeo final?”, planteó.
Opinó que dada la situación política de subordinación colonial que enfrenta este territorio, la responsabilidad absoluta del control de nuestras costas está en manos de las autoridades de Washington, como el Departamento Estadounidense Antidrogas (DEA) y otras agencias.
“Esto aplica tanto a la droga ilegal que viene del sur como a las miles de armas ilegales que vienen del norte y que terminan en manos de gatilleros y asesinos a sueldo”, remató en declaraciones a la agencia puertorriqueña Inter News Service.
Muriente Pérez refirió que las Fuerzas Unidas de Rápida Acción (FURA) cumplen una función secundaria, al carecer de jurisdicción para defender nuestras costas, además de que la Policía de Puerto Rico interviene en asuntos relacionados al narcotráfico cuando la droga ya está en la isla, debido a la incapacidad de las instituciones federales de impedir su curso.
Evidentemente, dijo, los líderes del narcotráfico internacional conocen bien la situación política de Puerto Rico; saben que en las actuales circunstancias, constituye un enlace ideal y seguro para sus negocios, por eso lo utilizan como una de sus conexiones principales para satisfacer la avidez de droga ilegal que existe en Estados Unidos.
“¿Acaso el reciente incidente que cobró la vida de un agente federal y un presunto narco es un hecho aislado? ¿O es que no ocurren frecuentemente incidentes similares con los federales, precisamente porque la mayoría de las veces los narcotraficantes se salen con la suya, debido a la incapacidad, incompetencia y posible negligencia de las autoridades estadounidenses?”, elaboró el presidente del MINH.
Abundó que “la presencia y el control de los federales sobre nuestro mar, aire y tierra, además de constituir una situación humillante para nuestro pueblo, no genera ninguna seguridad; más bien provoca inseguridad y desconfianza”.
“Si de veras aspiramos a enfrentar con éxito el gran problema social del narcotráfico, el trasiego de armas, los asesinatos y la violencia social, tenemos que obligadamente atender lo que tiene que ver con nuestra condición política, sobre todo lo relacionado a la custodia y protección eficiente y responsable de nuestra nación”, afirmó.
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