Según la investigación divulgada en la revista científica Plos One, los homicidios con esos dispositivos letales aumentaron un 39 por ciento entre los hombres negros en dicho periodo, lo que destaca una estadística sombría asociada con la pandemia de Covid-19.
En las últimas cuatro décadas, las lesiones por armas de fuego afectaron de manera desproporcionada a ciertos grupos demográficos de la sociedad, escribieron a propósito de los resultados los autores, el doctor Henry Xiang del Hospital Pediátrico Nacional en Columbus, Ohio, y Lindsay Young de la Facultad de Medicina de la Universidad de Cincinnati.
«Estados Unidos debe tratar la violencia y las lesiones resultantes de la violencia armada como una prioridad nacional de salud», añadieron.
Young y Xiang analizaron los datos de 1981 a 2020 sobre las tasas de mortalidad de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades y las compararon entre grupos raciales y géneros.
En los Estados Unidos, concluyeron, alrededor del 60 por ciento de los suicidios involucran armas de fuego, al igual que el 36 por ciento de los homicidios.
En los hombres, abundaron, los índices de asesinatos eran cinco veces más altos frente a las mujeres, mientras que el número de suicidios en ellos fue siete veces mayor que en sus contrapartes femeninas.
Los esfuerzos para prevenir las muertes por armas de fuego deben tener en cuenta la demografía de las personas más afectadas, para lo cual, estimaron, también es necesario desmantelar el racismo estructural en la nación con el fin de abordar estas disparidades.
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