Asimismo, los especialistas de la entidad bancaria con sede central en Nueva York, Estados Unidos, advirtieron que dichos activos digitales en la actualidad tampoco son tomados en serio por los grandes inversores.
Las criptomonedas son, en efecto, inexistentes para la mayoría de los inversores institucionales, aseveró el director de estrategias de carteras institucionales en J.P. Morgan, Jared Gross.
En ese sentido, Gross explicó que la volatilidad en este sector del mercado es demasiado alta, y subrayó que la falta de un retorno intrínseco lo hace muy desafiante.
Gross recordó, asimismo, que existía cierta esperanza de que el Bitcoin y otras criptomonedas funcionaran como reserva de valor (al igual que el oro) frente a la inflación, pero ello no sucedió.
La mayoría de los inversores institucionales con certeza respiran aliviados al no saltar hacia ese mercado, y son altas las probabilidades de que no lo hagan en ningún momento por lo pronto, agregó Gross.
Al respecto, expertos recalcaron que los valores de las criptomonedas subieron con fuerza en 2020 y 2021, entrando en el conocimiento del público general empujados, en parte, por el impulso que le dieron algunos jugadores importantes de las finanzas tradicionales.
Los analistas subrayaron que en ese contexto quedaron en evidencia los peligros de la falta de regulación del mercado de dichos activos y, de igual modo, que no escaparon a los cambios de tendencias en la economía real.
Los expertos refirieron que este 2022, de la mano del endurecimiento de la política monetaria de la Reserva Federal de Estados Unidos y otros bancos centrales para combatir la alta inflación, el Bitcoin (la criptomoneda más utilizada en el mundo) perdió el 60 por ciento de su valor.
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