Por decimosexto mes consecutivo, los tokiotas enfrentaron un nuevo aumento del costo de la vida, considerado la mayor tasa de crecimiento en más de cuatro décadas, precisó el organismo.
El índice también superó por séptima ocasión el objetivo del dos por ciento establecido por el Banco de Japón como referente de recuperación económica, sin embargo, la propia institución financiera reconoce que no se trata de un resultado positivo debido a su carácter insostenible.
Los precios relacionados con la energía se dispararon, cuyo impacto fue más visible en las facturas de electricidad (26 por ciento) y gas (36,9 por ciento).
Asimismo, se encarecieron el transporte relacionado con los servicios de taxi (14,4 por ciento) y la telefonía móvil (22,1 por ciento).
En cuanto a los alimentos, excepto los frescos que fluctúan con rapidez, tuvieron un repunte interanual del 7,5 por ciento, 0,8 puntos más en relación a noviembre pasado.
El ritmo ascendente y vertiginoso de la inflación respondió a los mismos factores de meses anteriores, entre los cuales figuran la elevada cotización de los combustibles fósiles y las materias primas importadas, así como la debilidad del yen frente al dólar.
Al respecto, el secretario en jefe del Gabinete, Hirokazu Matsuno, dijo en conferencia de prensa que el gobierno reconocía la necesidad de proteger la vida de la gente de la subida de precios y de realizar aumentos salariales.
Señaló además que, a partir de este enero, empezarán a bajar las tarifas de la electricidad y el gas, unido a la implementación de otras medidas destinadas a aliviar la carga de los hogares japoneses.
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