Desde que en el 2011 fuera electa por primera vez como delegada de circunscripción, primer eslabón en la estructura de gobierno en el país, hasta su actual responsabilidad como presidenta de la Asamblea Municipal del Poder Popular en Guantánamo (oriente), esta instructora de arte siente que creció.
Crece quien aprende, y mucho aprendió en su tránsito como delegada de base, diputada a la Asamblea Nacional del Poder Popular (parlamento), presidenta de un consejo popular y vicepresidenta de la asamblea municipal, confesó a Prensa Latina.
Ser representante de su comunidad en la municipalidad guantanamera fue algo totalmente inesperado, incluso formaba parte de la comisión electoral de su circunscripción cuando resultó propuesta en el 2011 por los vecinos.
“No pensé ser electa, pues se veía como algo para personas más adultas, al menos, eran los referentes que tenía. Pero fue bonito ir descubriendo personas, problemas y complejidades alejadas de mi realidad hasta ese momento”, rememoró.
Refirió que siempre contó con el apoyo de las personas y los dirigentes de las organizaciones comunitarias, eso facilitaba las convocatorias y desarrollar iniciativas como la Biblioteca del Barrio.
“Lo más difícil fue sobreponerme a mi timidez e ingeniármelas para ser buena trabajadora, cumplir con la responsabilidad que tenía en la Brigada de Instructores de Arte José Martí y con la de delegada”, una figura que Díaz Casamayor considera imprescindible en el panorama político y social de la isla.
“El delegado es la persona a la que todos le tocan a la puerta cualquier día y en cualquier horario, porque es su vecino, enfrenta las mismas dificultades y está ahí para representar, orientar, informar, pero sobre todo para fomentar la tan necesaria participación popular”, argumentó.
Para ella ese es un elemento importante, que las personas se involucren en el control gubernamental y en la solución de los problemas de la comunidad, pero eso depende mucho de la labor del representante de la base.
“Cuba no sería lo mismo, nuestra democracia no sería igual sin los delegados. Estos forman parte de la toma de decisiones en el municipio y es la garantía de que estas se parezcan a las necesidades de nuestra población”, valoró.
JOVEN Y PARLAMENTARIA
En el 2013 llegó al Parlamento y comenzó entonces una experiencia que catalogó como hermosa y retadora.
No había soñado jamás con ello y significó, primero, adentrarme en términos jurídicos y económicos que hasta entonces me resultaban prácticamente desconocidos, comentó.
Además, “ya no solo representaba a los vecinos del barrio, sino al municipio, la provincia y al país y, por tanto, era y es importante mantenerme actualizada, pues las personas siempre se acercan para preguntar, esclarecerse…
“A esto se sumó la necesidad de prepararme para participar en audiencias parlamentarias y en los controles de las diferentes áreas de competencia, en correspondencia con la comisión a la que perteneces como diputado”, precisó.
En el momento de su elección fue una de las integrantes más jóvenes de su legislatura, con apenas 24 años, sin embargo, refiere que nunca sintió que sus opiniones fueran menos valoradas debido a su edad.
“Siempre recibí respuestas adecuadas ante las preocupaciones planteadas y los criterios expuestos o las propuestas realizadas en el ejercicio legislativo, creo que incluso se han valorado más de lo esperado en muchas ocasiones”, afirmó.
Al abordar el papel de los jóvenes en el Parlamento, Díaz Casamayor alude al compromiso con los electores y a la necesidad de aportar, en los diferentes espacios, desde la visión de la juventud, con la creatividad y la profundidad que la caracteriza.
“Considero que tenemos el reto, además, de dar a conocer lo hermoso de nuestro sistema político, el modo en que el pueblo ejerce el poder y la importancia de que más personas se sumen a perfeccionar nuestra sociedad desde las diferentes esferas de la vida del país”, amplió.
No es una misión sencilla en un mundo donde una buena parte de las personas en general, y de las nuevas generaciones en particular, se desconectan de lo que sucede a su alrededor.
¿Cómo evitar que este fenómeno crezca en Cuba?, pregunta Prensa Latina.
“Hay que dedicar más tiempo y ciencia a eso. Los jóvenes se desconectan cuando no sienten vínculo emocional o de otro tipo con su realidad. Hay que motivarlos conociendo sus intereses para que participen en el desarrollo de sus municipios, provincias y el país, que se sientan útiles, lograr que crean que sus expectativas de vida están aquí, dentro de la isla.
“Definitivamente tenemos que darles más tareas, es la edad donde hay más energías y se necesita hacer muchas más cosas. Creo que tenemos que fomentar la lectura, es vital; ampliar horizontes, ayudar a madurar, a evitar la banalidad”, agregó.
Díaz Casamayor igualmente concede una gran relevancia a los códigos que se emplean para comunicarse con este sector poblacional, tanto en las redes como en el contacto cara a cara, que aún es una fortaleza en Cuba, según su criterio.
“Hay que hablar más con ellos y no de ellos, algo dicho muchas veces, pero seguimos cometiendo el error”, aseguró.
UN PODER MÁS POPULAR
Luego de más de una década al servicio de la comunidad y varias responsabilidades, la joven no duda en calificar su rol como delegada de circunscripción como la labor más compleja, aunque el camino como presidenta de la Asamblea Municipal de Guantánamo apenas comienza y promete ser desafiante.
“Creo que tal vez sea la tarea más difícil, por todo lo que corresponde a esta estructura, como aportar al desarrollo local de manera que se logre una mayor autonomía económica”, apuntó.
En este sentido, agregó que sin independencia económica y alimentaria la autonomía del municipio resulta imposible de alcanzar, por lo que es una línea de trabajo imprescindible.
Necesitamos disminuir el déficit presupuestario para empujar la economía del país, pero no reduciendo los gastos a partir de afectar los niveles de actividad, sino teniendo gastos racionales y generando más ingresos, explicó.
“Tenemos muchísimas reservas, eso está demostrado, y cuando se involucran los colectivos laborales y la población, sumando ideas y aportando desde el barrio, el resultado es impresionante”, dijo.
En su opinión hay que desarrollar la cultura de crecer con esfuerzos propios, sin esperar a que lleguen indicaciones, y aprovechar el aporte de los innovadores, pues en un país tan limitado de recursos materiales y rico en los humanos, es preciso aprovechar ese potencial para multiplicar las riquezas.
La clave está, no obstante, en un verdadero ejercicio de poder popular, el cual demanda una mayor motivación desde las comunidades para la transformación desde lo endógeno, valoró Díaz Casamayor.
“Tenemos que fomentar la confianza en que nuestro sistema político es viable y que trabaja para resolver sus limitaciones, para atender los problemas sociales y generar desarrollo”, indicó.
De igual manera, consideró vital la comunicación, transparentar más los procesos y elevar el conocimiento sobre las normas jurídicas, para que responsables y ciudadanos hagan efectivos sus derechos.
“Debemos perfeccionar la participación popular desde el control popular y la transformación desde las comunidades y municipios, con el aprovechamiento de recursos endógenos, y sin lugar a dudas, propiciar, desde el actuar de los cuadros, la participación más abierta de nuestra población en la toma de decisiones locales”.
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