Acorde con el reportaje, esta fuerza de trabajo en la sombra se extiende a través de industrias en todos los estados, burlando las actuales leyes de trabajo infantil vigentes durante casi un siglo.
Describe el texto la existencia de techadores de doce años en Florida y Tennessee, trabajadores de mataderos menores de edad en Delaware, Mississippi y Carolina del Norte, y niños aserrando tablones de madera en turnos nocturnos en Dakota del Sur.
En su mayoría de Centroamérica, la fuerza laboral que constituyen los infantes ha crecido lentamente durante casi una década, pero se ha disparado desde 2021, mientras los sistemas destinados a proteger en el país a los niños se derrumban, denunció.
The New Yok Times habló con más de 100 niños trabajadores migrantes en 20 estados que describieron desempeños agotadores, al tiempo que manifestaban temor por la posibilidad de quedar atrapados en circunstancias que nunca podrían haber imaginado.
La investigación también se basó en registros judiciales y de inspección y en entrevistas con cientos de abogados, trabajadores sociales, educadores y funcionarios encargados de hacer cumplir la ley.
Acotó que en muchas partes del país, los profesores de escuelas intermedias y secundarias en programas de aprendizaje del idioma inglés refieren que ahora es común cómo casi todos sus estudiantes se apresuran a hacer turnos largos después de terminar sus clases.
El trabajo infantil migrante beneficia tanto a las operaciones clandestinas como a las corporaciones globales, descubrió el artículo.
Por ejemplo, en Los Ángeles, los niños cosen etiquetas que dicen “Hecho en Estados Unidos” en las camisetas de J. Crew, hornean panecillos vendidos en Walmart y Target, procesan la leche usada en los helados de Ben & Jerry, y ayudan a deshuesar el pollo que se expede en Whole Foods, denunció el rotativo.
El número de menores no acompañados que ingresaron a los Estados Unidos, apuntó el texto, subió a un máximo de 130 mil durante 2022, tres veces en comparación con cinco años antes, y se espera que este verano traiga otra ola.
“Estos no son niños que se han infiltrado en el país sin ser detectados. El gobierno federal sabe que están en los Estados Unidos, y el Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS en inglés) es responsable de garantizar que los patrocinadores los apoyen y los protejan del tráfico o la explotación”, sentenció el reporte.
Los datos obtenidos mostraron que, en los últimos dos años, esa agencia del país no pudo corroborar el estado de más de 85 mil niños migrantes.
El gobierno federal contrata agencias de bienestar infantil para rastrear a algunos menores que se consideran de alto riesgo pero, según los trabajadores sociales de esas instancias, la HHS regularmente ignora los evidentes signos de explotación laboral, remarcó.
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