Por Nara Romero Rams
Corresponsal jefe de Prensa Latina en Etiopía
El Museo Nacional de Etiopía, además de resguardar los tesoros artísticos y hallazgos arqueológicos más importantes del país, custodia en sus bóvedas los restos fósiles de Lucy (Linkenechen en amárico), a los cuales tuvo acceso Prensa Latina.
Guiados por el antropólogo etíope Yared Assefa, conocimos que los huesos de 3,2 a 3,5 millones de años de antigüedad (solo recuperados un 40 por ciento) hallados en la región de Afar, determinaron que la edad al momento de morir era de entre 14 y 15 años de edad por los dientes y la cadera, mientras que en la forma de su cabeza y cerebro primaba el chimpancé.
Según Assefa, el resto de su cuerpo marcó el inicio de la transición al Homo sapiens de acuerdo con la pelvis y los pies (dedos unidos y no separados como el mono) y la columna vertebral más erguida.
El descubrimiento del Australopithecus afarensis llevó a la ciencia a avanzar de muchas maneras, sobre todo en uno de los mayores misterios sobre porqué se irguieron nuestros antepasados. La locomoción vertical comenzó mucho antes que los cerebros grandes y las herramientas de piedra, enfatizó el antropólogo.
Lucy reveló también que su género (rango taxonómico por encima de la especie y típicamente une taxones que comparten un nicho adaptativo común) era un antepasado viable del nuestro, el Homo sapiens.
El Australopithecus afarensis tenía el dedo gordo recto, no prensil, y los inicios de lo que sería el pie arqueado de los humanos, pese a las proporciones de pie más primitivas que las del hombre moderno.
A una pregunta de Prensa Latina sobre la posible causa de muerte de Lucy, Assefa comentó que una de las hipótesis es la caída de un árbol a 40 metros de altura por las fracturas que presentan algunos huesos, y la otra es que su cadáver fue fragmentado por los movimientos tectónicos de la tierra en aquella época.
Lo que actualmente es una zona árida, en aquel momento era boscosa, de ahí que presuntamente puede haber caído de un árbol porque sus dedos eran encorvados para agarrarse de las ramas.
Otros expertos no comparten ese criterio debido al hallazgo de restos en otras partes del mundo con fracturas similares.
Cabe recordar que el paleoantropólogo estadounidense Donald Johanson descubridor de Lucy, escuchaba la canción de Los Beatles “Lucy in the sky with diamonds” al momento del hallazgo y de ahí su nombre.
ARDI Y SALAM, MÁS INTERROGANTES QUE RESPUESTAS
En la región de Afar, noreste del país, actualmente considerada de sumo interés arqueológico y de donde procede Lucy, también fue encontrado en 1995 Ardi (4.5 millones de años) varón de mayor edad determinado por el desgaste de los dientes, descubierto por el destacado profesor estadounidense Timothy Douglas White y el etíope Yohannes Haile-Selassie.
De la especie Australopithecus ramides, con capacidad para trepar árboles por el dedo gordo del pie y el resto con una anatomía similar a los bípedos erguidos, además de caminar de forma erguida.
Tal revelación creaba otras interrogantes, por ejemplo, que los otros cuatro dedos mostraban una anatomía similar a la de los bípedos erguidos y que tenía una locomoción híbrida, es decir, trepaba árboles y caminaba de forma erguida, explicó el experto.
Pese a los daños en su pelvis, se pudo apreciar inserciones musculares exclusivas de los bípedos, junto con otra anatomía típica de los simios arbóreos.
Y como si fuera poco, en el año 2000 apareció Salam, también de la especie Australopithecus afarensis (3.3 millones de años) y conocido como el niño de Lucy, con el 60 por ciento de su cuerpo recuperado y la mandíbula inferior estaba pegada al cráneo gracias a las condiciones en las que se conservó.
El científico etíope Zeresenay Alemseged protagonizó ese hallazgo cuando trabajaba en el Proyecto de Investigación Dikika (DRP), como parte de una colaboración multinacional, que él inició en 1999 y lidera, con el propósito de descubrir e interpretar restos fósiles de homínidos y sus entornos.
Hace énfasis en el trabajo de campo diseñado para adquirir más datos sobre la biología esquelética, el contexto ambiental y el comportamiento de los primeros homínidos.
El DRP cuenta con muchos descubrimientos paleoantropológicos importantes y regresa al campo cada año para investigar más.
Un dato curioso de Salam es que tenía voz de chimpancé, confirmado gracias al hueso hioides que todavía conservaba y es el único encontrado en el mundo hasta ahora.
Según nuestro entrevistado, los especialistas del Museo Nacional de Etiopía han recuperado seis mil restos fósiles de seis millones de años de antigüedad, con la colaboración de países de la región y Francia.
Los trabajos de excavación arqueológica continúan en la región de Afar impulsados por los hallazgos de Lucy, Ardi y Salam y, sobre todo, por las preguntas que todavía existen sobre la evolución del hombre moderno y, quién sabe, podrían hallar las respuestas en Etiopía.
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