Un comunicado del Ministerio de Relaciones Exteriores local así lo confirmó y recordó que los refugiados con intención de permanecer en territorio nacional o trasladarse a un tercer país deben obtener una visa de entrada como cualquier otro extranjero.
En el caso de los que permanezcan en los campos de refugiados no requerirán de ese documento, precisó el texto.
Destacó la implementación de un servicio eficiente en el punto de control de entrada en Metema, región norteña de Amhara, gracias a un grupo de trabajo compuesto por las oficinas gubernamentales etíopes que cooperan con la ONU para garantizar la calidad de esa actividad.
El comunicado también reafirmó que “el pueblo de Sudán considera legítimamente a Etiopía como un segundo hogar, y Etiopía, como siempre, acogerá con gusto a cualquier sudanés que cruce sus fronteras en este momento difícil”.
De acuerdo con un informe de la Organización Mundial para las Migraciones publicado la víspera, la cifra de personas que ingresaron a Addis Abeba huyendo del conflicto en Sudán superó las 31 mil.
Los enfrentamientos liderados por el presidente del Consejo Soberano de Transición, general Abdel Fattah al Burhan, y su otrora hombre fuerte Mohamed Hamdan Dagalo (Hemedti), jefe de las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), comenzaron el pasado 15 de abril en ese país africano.
Las hostilidades estallaron tras el aumento de las tensiones en torno a la integración de las RSF al ejército regular, condición clave de un acuerdo firmado en diciembre para reiniciar la transición y formar un nuevo gobierno civil.
Ambos militares fueron protagonistas del golpe de Estado en 2019 contra el presidente Omar Al-Bashir y de otro en octubre de 2021 que derrocó al entonces primer ministro de unidad, Abdalá Hamdok.
El saldo de muertos, en su mayoría civiles no beligerantes, es del orden de los 863 y los heridos sobrepasan los cinco mil según las autoridades sanitarias sudanesas.
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