Mekonen precisó que con el apoyo de la Unión Africana (UA) se ejecutan las tareas restantes, durante una ceremonia en la cual entregó reconocimientos a esa organización política y al equipo de la Comisión de Asuntos Políticos, Paz y Seguridad (PAPS) por contribuciones críticas para el éxito del acuerdo.
El comisionado de PAPS, Bankole Adeoye, agradeció el gesto y expresó que los conflictos en algunos otros países africanos también pueden resolverse tomando como ejemplo la experiencia etíope.
Por otra parte, el presidente de la Comisión de la UA, Moussa Faki Mahamat, dijo en abril pasado que Etiopía conoce el precio de la guerra y la paz, y posee la sabiduría y experiencias colectivas para reconstruir mejor y más fuerte.
Mahamat, al intervenir durante un evento realizado en esta capital para reconocer a personas e instituciones que participaron en ese acuerdo, recordó que son estas cualidades las que cimentaron las credenciales del país africano como líder en la Unión.
“Sé que queda mucho por hacer. El proceso de diálogo político, la justicia transicional, el desarme, la desmovilización y la reintegración son las actividades que requieren esfuerzos colectivos. Y todo es posible en la medida en que se mantenga la paz”, enfatizó.
Tras 10 días de diálogo en Pretoria, Sudáfrica, el 2 de noviembre último, con la mediación del expresidente de Nigeria Olusegun Obasanjo, enviado especial de la UA, el Gobierno etíope y el Frente de Liberación Popular de Tigray, inmersos en un enfrentamiento armado desde finales de 2020, anunciaron el cese de las hostilidades.
Además del alto el fuego, el pacto comprendió el reinicio de la ayuda humanitaria a la población de la jurisdicción y la sanación y reconciliación, como pilares para preservar la soberanía e integridad.
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