En una declaración, el NBE explicó que la economía y la población etíopes viven con inflación durante mucho tiempo, evidente en la tasa promedio del 16 por ciento anual registrada durante la última década. En los últimos dos años ese indicador aumentó más allá del valor histórico promedio y persistieron más tiempo del previsto.
Precisó que la subida de los precios de los bienes y los servicios está aproximadamente cinco puntos porcentuales por debajo de la tasa del 34 por ciento de hace un año (junio de 2022, según calendario etíope) y notablemente por debajo de la máxima del 37 por ciento observada en los últimos años, pero todavía es insuficiente.
Al referirse a los alimentos, el comunicado menciona que bajó 10 puntos porcentuales respecto al año pasado (ahora del 28 por ciento en comparación con el 38 por ciento hace un año) y todavía sigue siendo alta.
Reveló que la tasa de inflación mensual muestra que los precios fueron un 3,3 por ciento más altos en junio pasado en comparación con mayo, apuntando a presiones inflacionarias continuas dentro de la economía. El NBE, tras una evaluación empírica de los determinantes subyacentes de la inflación, detectó un impacto combinado de los factores del lado de la oferta, los de impulso de costos y fiscal expansivo o la política monetaria como las causas de esa subida de los precios.
Como soluciones, planteó mejorar la producción y productividad de alimentos, las redes de transporte, sistemas logísticos y la competitividad del mercado minorista y mayorista, así como la policía fiscal como un papel de apoyo junto con las medidas estructurales antes mencionadas.
A modo de conclusión, las medidas anunciadas por el NBE, junto con otras partes interesadas, tienen como objetivo lograr una reducción significativa de la inflación tanto en el año fiscal actual como en el próximo, de modo que esta carga de larga data sea abordada de manera significativa y sostenible en el período venidero.
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