El profesor Raynier Pellón Azopardo afirmó a Prensa Latina que para hablar sobre los contornos ideológicos entre las fuerzas euroccidentales, sobre todo, los estados miembros de la Unión Europea (UE), resulta imprescindible retomar lo sucedido desde la década de 1990.
A juicio del especialista del Centro de Investigaciones de Política Internacional (CIPI), luego del derrumbe del Campo Socialista ocurre la pérdida y distorsión de los referentes de un orden sistémico, económico, político e institucional distinto al capitalismo.
En este sentido, acontece “un desplazamiento hacia la derecha en las bases electorales, a nivel de consciencia social y de las fuerzas políticas.
“El ascenso de gobiernos neoliberales en países como Reino Unido, Alemania y Estados Unidos estableció límites evidentes para los estados miembros de la entonces Comunidad Económica Europea”, indicó.
Ello se expresa en la proliferación y aplicación de medidas neoliberales, impuestas desde “las instituciones comunitarias y organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) o el Banco Mundial (BM)”, comentó el investigador.
Todo eso, mediante condicionamientos, políticas de ajustes y la privatización a gran escala de los servicios públicos, “como supuesta solución a problemas de diversa índole”, acotó.
Además, el también doctor en Ciencias Históricas refirió que existen ejemplos de gobiernos inicialmente propuestos a cambiar el manejo de la deuda, las restricciones del presupuesto público y la búsqueda de autonomía dentro del mecanismo integracionista de la UE.
En ese caso mencionó a Alexis Tsipras, ingeniero y político griego, líder de la Coalición de la Izquierda Radical (primero llamada Syriza y luego Alianza Progresista) desde 2009 hasta su dimisión en junio último como presidente del partido.
Bajo su égida, la izquierda griega ganó los comicios con un programa radical, cuyo propósito era poner fin a las iniciativas de austeridad, revertir la privatización de los sectores estratégicos y priorizar el gasto social frente al pago de la deuda soberana.
Pero, “en el escenario de un mecanismo que funciona y evoluciona, fundamentalmente, en función de intereses del gran capital, el margen de acción de esas fuerzas es bien limitado y sucumben ante la presión de actores económicos transnacionales y los acreedores”, aseveró.
AUGE DE LA EXTREMA DERECHA
La implementación y fracaso de las políticas neoliberales, señaló el jefe de Estudios Europeos del CIPI, constituyen desafortunadamente “el caldo de cultivo” para el auge de la extrema derecha, con representatividad incluso en el Parlamento Europeo.
“Esas medidas, sin los resultados aparentemente esperados, desmontaron el estado de bienestar social, los servicios públicos y los seguros por despido, un esquema que antes simbolizaba una vitrina dentro del sistema capitalista en la región”, afirmó.
Todo eso trajo como consecuencia, según el experto, un aumento del descrédito y la deslegitimación de agrupaciones mayoritarias como cristianodemócratas, socialdemócratas y populares, cuyo electorado recurrió a formaciones de extrema derecha.
Actualmente, partidos con esa ideología son capaces de, por ejemplo, disputar la presidencia en Francia o representar la tercera fuerza política en España, como es el caso de Vox.
“Debemos reconocer también las vulnerabilidades al interior de esos grupos. Ocurrieron muchas escisiones, divisiones y disputas en función de adquirir mayor liderazgo, se pierde un poco la importancia de la unidad y la concertación para transformar el orden existente o la aplicación de iniciativas progresistas y de vanguardia”, apuntó.
Pellón Azopardo reconoció que hoy existe un predominio de las fuerzas conservadoras en el poder, expresado asimismo en el Parlamento Europeo, donde el principal grupo es el Partido Popular, seguido por los socialdemócratas.
Esa distancia entre el programa previo a los comicios y la agenda gubernamental es, a criterio del investigador, una de las regularidades y tendencias actuales, por eso ya estas fuerzas “no pueden gobernar en solitario como hacían antes”.
También, sus bases electorales disminuyeron considerablemente y ello trae como consecuencia “la composición de gobiernos frágiles porque dependen de alianzas múltiples; grupos políticos y programas con grandes diferencias ideológicas”, consideró el experto.
AMÉRICA LATINA: IZQUIERDA DIVERSA Y PLURAL
En la región, encontramos una emergencia de una izquierda “en términos diferentes”, pues no es “tan radical en el sentido político, como inclusiva y capaz de lograr concertar alianzas con sectores más amplios que van más allá de lo ideológico”.
“En ocasiones, esperamos una mayor implementación de políticas públicas e, incluso, de proyección exterior de algunos gobiernos que, en el más amplio sentido de la palabra, son considerados de izquierda”, puntualizó el académico.
A su juicio, esta es una izquierda diversa, plural y que no corresponde a una única tendencia política en su interior.
“Cuando llegan al ejecutivo asumen, entre otros retos, las limitaciones impuestas por la economía y el balance de poder existente en la sociedad y, a su vez, en sus relaciones exteriores. Gobernar desde la izquierda no es sencillo, pues requiere equilibrios muy complejos”, apuntó.
En ese proceso, añadió, hay que lograr articulaciones con otras fuerzas políticas, orientadas hacia el centro o hacia la centroderecha “para lograr estabilidad y márgenes de gobernabilidad”.
También, muchas veces, “asumimos que por ser de izquierda necesariamente los cambios deben ser profundos y en el más corto plazo posible y, a veces, los gobiernos necesitan más tiempo para introducir esos cambios y lograr resultados tangibles”.
SOCIALISMO EN ASIA
En ese caso están China, Vietnam, Laos y la República Popular Democrática de Corea, países comprometidos con la construcción y defensa del socialismo y con experiencias exitosas en ese sentido.
No obstante, expresó, “cambiaron el modelo” y, aunque eso incluye un profundo empleo del mercado, “no transformaron sus postulados ideológicos” y los partidos comunistas “son muy fuertes”.
Además, poseen economías muy dinámicas y fortalecidas, exhiben un avance sustancial en el nivel de vida de la población y el compromiso con el mejoramiento de los vínculos internacionales.
Son también territorios “solidarios, antihegemónicos, abogan por un nuevo orden económico y político a nivel global”, subrayó.
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