El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores etíope, Meles Alem, recordó que Addis Abeba tiene la responsabilidad de garantizar la seguridad de los jefes de Gobierno y de Estado de todos los países durante su estancia en el país y, por tal motivo, despliega personal de seguridad.
«Sin embargo, el presidente de Somalia (Hassan Sheikh Mohamud) se negó a aceptar el personal de seguridad desplegado para él por el Gobierno de Etiopía», afirmó Alem.
Reveló que miembros de las delegaciones de varios países que participan en la 37 Cumbre de la organización africana también rechazaron la acusación del gobierno de Mogadiscio.
Subrayó que Mohamud fue recibido con una ceremonia de bienvenida de una manera similar a la de todos los jefes de gobierno y de Estado.
Añadió que a los guardias de seguridad de la delegación somalí que intentaron ingresar con armas de fuego en la sede de la Unión Africana (UA) se les impidió hacerlo.
Las declaraciones de Alem hacen referencia a un comunicado emitido la víspera por la Cancillería de Somalia denunciando la presunta acción que, según el texto, “viola todos los protocolos diplomáticos e internacionales y, lo que es más crítico, las tradiciones establecidas de la Unión Africana”.
Precisó que, dado que Etiopía alberga la sede de la Unión Africana, sus dirigentes y su gobierno tienen la obligación de tratar a todos los líderes africanos por igual. Ser anfitrión de la UA es a la vez un honor y un privilegio para Etiopía.
“Sin embargo, si su gobierno no cumple con este honor y responsabilidad con el decoro necesario, puede ser necesario que la Unión Africana reevalúe la ubicación de su sede”, enfatizó.
En ese sentido, Somalia instó a la UA a realizar urgentemente una investigación creíble e independiente sobre esta conducta escandalosa de acuerdo con los protocolos de la Unión.
Las tensiones entre Etiopía y Somalia ocurren desde el 1 de enero pasado tras la firma de un memorando de entendimiento entre el primer ministro Abiy Ahmed y el presidente de la región semiautónoma de Somalia, Muse Bihe Abdi, que concede a Addis Abeba 20 kilómetros de acceso al golfo de Adén y al mar Arábigo por un periodo de 50 años.
A cambio, Etiopía debe reconocer de manera formal a Somalilandia, que autoproclamó su independencia de Somalia en 1991, sin que hasta la fecha las Naciones Unidas reconozca a esa región como un Estado.
El gobierno de Somalia rechazó el acuerdo y convocó a la ONU, la Unión Africana, la Liga Árabe y la Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo a defender su derecho a proteger su soberanía y obligar a Addis Abeba a adherirse a las leyes internacionales.
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