Quedaron fuera de uso y como resultado de esa destrucción, más de 330 mil 600 estudiantes no pudieron iniciar el año académico 2021-2022, aseguró el subdirector del Departamento, Sete Tadesse.
Es difícil definir cuándo comenzará el proceso de instrucción para esos alumnos, comentó Tadesse, y recordó que el TPLF (siglas en inglés) también demolió cultivos y saqueó almacenes con alimentos.
Ya no se trata únicamente de reconstruir todos los inmuebles, también debemos garantizar que 265 mil estudiantes reciban sus comidas en los centros educacionales y puedan recibir una formación adecuada, pero tras esos actos criminales es casi imposible lograrlo, aseguró.
Desde noviembre pasado las Fuerzas de Defensa Nacional iniciaron una ofensiva contra el Frente, organización acusada de subvertir el orden constitucional y violar los derechos humanos, entre otros delitos, y declarada terrorista por el Parlamento.
Las autoridades federales decretaron en junio último un armisticio para facilitar las labores agrícolas y gestiones humanitarias en Tigray, pero el grupo lo desestimó y extendió su criminalidad a los estados de Afar y Amhara.
En esas regiones, el TPLF convirtió a civiles, cultivos, ganados e instituciones públicas en blancos de sus agresiones, según denunció el gobierno, que instó a la comunidad internacional a repudiar los crímenes y extender la asistencia humanitaria a ambas jurisdicciones.
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