La base, ubicada en Agulae, ciudad situada unos 32 kilómetros al noreste de Mekele, capital del estado de Tigray, era utilizada para preparar a ciudadanos reclutados de manera ilegal, de acuerdo con la comunicación oficial.
Asimismo, subraya que las huestes federales incrementaron las últimas semanas las operaciones contra el TPLF (siglas en inglés) y arruinó varios emplazamientos, entre ellos algunos en los cuales “el grupo terrorista almacenaba armamentos y producía uniformes del ejército etíope falsos”.
En noviembre pasado, el Frente atacó al Comando Norte del ejército, en Tigray, y el primer ministro, Abiy Ahmed, ordenó una ofensiva para enfrentarlo y restablecer el orden en la jurisdicción, como parte del proceso de aplicación de la ley.
Antes de finalizar ese mes, el gobierno tomó Mekele, decretó el éxito de la operación y un gobierno provisional comenzó a gestionar el regreso a la normalidad en la septentrional región, aunque algunos líderes del grupo escaparon.
Para facilitar las labores agrícolas en temporada de lluvias y garantizar el flujo de asistencia humanitaria, las autoridades decretaron de manera unilateral un alto al fuego en junio último, pero el TPLF lo rechazó y desde entonces, además de incrementar su beligerancia, la desplazó a Afar y Amhara.
Tras casi un año de hostilidades, el conflicto persiste y sus destrozos abarcan desde muertes, desplazamientos y destrucción de infraestructuras, hasta crisis humanitaria y peligro de hambruna para 2022.
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