Los principales economistas de la Casa Blanca se preocuparon desde el principio de que el aumento de la inflación podría obstaculizar la recuperación de la economía de la recesión, junto con la presidencia de Biden, indicó el rotativo.
Sin embargo, destacó, la primavera pasada, cometieron un error de previsión que contribuyó a convertir sus temores en realidad, un cálculo que se extendió a la decisión de esta semana de renombrar al presidente de la Reserva Federal.
Los funcionarios del gobierno sobreestimaron la rapidez con la que los estadounidenses empezarían a gastar dinero en restaurantes y parques temáticos, y subestimaron la cantidad de gente que quería encargar coches y sofás nuevos, agregó el diario.
Los asesores de Biden, junto con los economistas y algunos científicos, creían que la disponibilidad generalizada de las vacunas contra el coronavirus aceleraría la vuelta a la vida prepandémica, en la que la gente cenaba fuera y llenaba las habitaciones de los hoteles para asistir a conferencias, bodas y otros eventos en persona, precisó.
En cambio, puntualizó el Times, la aparición de la variante Delta del virus durante el verano y el otoño frenó esa vuelta a la normalidad. Los estadounidenses se quedaron en casa, donde siguieron comprando productos por Internet, tensando las cadenas de suministro mundiales y disparando el precio de casi todo en la economía.
«Gracias a la fortaleza de nuestra recuperación económica, las familias estadounidenses han podido comprar más productos», dijo Biden este mes en el puerto de Baltimore pero no fue así.
Este punto de vista es lo más parecido a una explicación que la administración ofreció para informar por qué la Casa Blanca se vio sorprendida por la magnitud y la duración de una subida de precios que perjudicó los números de las encuestas de Biden y puso en peligro parte de su programa económico en el Congreso.
Desde el punto de vista de la administración, el problema no es que haya demasiado dinero dando vueltas, como insisten los republicanos y algunos economistas, sino que los consumidores están destinando una cantidad inesperada de ese dinero a un conjunto reducido de cosas para comprar, precisó.
La inflación aumentó en todas las naciones ricas durante el año pasado, pero subió más rápido en Estados Unidos, donde los precios treparon un 6,2 por ciento en octubre con respecto al año anterior.
Puntualizó el diario neoyorquino que el alza se vio exacerbada, en parte, por el hecho de que Biden y su predecesor, Donald Trump, prestaron más apoyo fiscal a la economía estadounidense que sus homólogos en otros lugares, en un momento en que los patrones de consumo cambiaron y no volvieron rápidamente a la normalidad.
Como resultado de la crisis inflacionaria, el índice de precios al consumo de los servicios aumentó un 3,6 por ciento con respecto al año anterior. En el caso de los bienes duraderos, el incremento fue de un 13,2 por ciento.
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