Según el texto, el presidente del Consejo, Abdel Fattah Al-Burhan, dijo que no cederá esos terrenos, durante una visita a la frontera tras la supuesta agresión de fuerzas etíopes que causó la muerte de seis miembros del ejército sudanés e hirió a 31.
Al-Burhan explicó que los dos países no tienen enemistad alguna y mantienen vínculos estables como buenos vecinos, e insistió en que “Al-Fashaqa es puramente sudanesa y no será entregada ni una pulgada de ese territorio”.
También exhortó a los ciudadanos a involucrarse en las actividades agrícolas de la zona y aseguró que las fuerzas armadas protegerán sus propiedades y familias contra cualquier amenaza.
De acuerdo con informes del país de África del Norte, el ejército sudanés fue víctima el último fin de semana de un ataque de grupos armados asociados a las Fuerzas de Defensa de Etiopía.
La portavoz del gobierno etíope, Legesse Tulu, negó la agresión y explicó que el ejército federal destruyó “un gran grupo de insurgentes, bandidos y terroristas que invadieron nuestro territorio desde Sudán”.
Además, responsabilizó al Frente de Liberación Popular de Tigray (TPLF) de la inestabilidad en las demarcaciones entre ambos estados y señaló que ese grupo entrena a reclutas en la parte sudanesa de la frontera, donde recibe apoyo de organizaciones extranjeras.
Durante muchos años, Al-Fashaqa, una zona muy fértil, es cultivada por los agricultores etíopes, aunque Sudán siempre las reclama como parte de su geografía. Con frecuencia es causa de tensiones entre los dos países africanos.
Tras el estallido en Tigray de la guerra entre el gobierno etíope y el TPLF (siglas en inglés), en noviembre de 2020, surgió un conflicto interestatal por la presencia de tropas de Sudán en las zonas fronterizas.
Etiopía consideró el despliegue una invasión y desde entonces declara intenciones de resolver el diferendo de manera pacífica, pero hasta ahora no hay avances tangibles.
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