Miran para otro lado, no tienen interés en mostrar el verdadero contexto y tampoco están dispuestos a divulgar los triunfos de las fuerzas conjuntas en Afar y Amhara, estados regionales que el Frente invadió, aseguró el Ministerio de Relaciones Exteriores.
Estamos consternados por sus prácticas. No cubren lo correcto cuando es adecuado, manifiestan falta de voluntad para reportar objetivamente e intentan rescatar la supuesta legitimidad del grupo, aseveró el portavoz de la Cancillería, Dina Mufti, sin mencionar televisoras, radioemisoras o agencias de noticias.
Sabemos que no es un proceder nuevo. Tampoco informan de sus crímenes y destrucciones. Lo hacían antes y también ahora porque es interés de sus dueños. No aceptarán los reveces de la organización porque quieren salvarla de la extinción, comentó.
Tras el ataque del TPLF (siglas en inglés) al Comando Norte del ejército, el primer ministro, Abiy Ahmed, ordenó una ofensiva militar el 4 de noviembre de 2020 para reducirlo y establecer el orden constitucional en el estado de Tigray.
Desde el 23 de noviembre pasado, Ahmed lidera las operaciones contra los insurgentes, que en junio ultimo aprovecharon un alto al fuego de las autoridades federales para extender la guerra a Afar y Amhara.
A partir de entonces, cuando presumiblemente las fuerzas tigriñas estaban en posición de invadir Addis Abeba, sobrevino el avance de las huestes gubernamentales y la liberación de muchas ciudades, incluidas Asagita, Dessie, Lalibela y Kombolcha.
La víspera, el portavoz del gobierno, Legesse Tulu, anunció que “todas las zonas de la región de Afar y del este de Amhara fueron liberadas de la ocupación de la junta”, objetivo de la primera fase de la Operación por la Unidad en la Diversidad.
No obstante, las tropas no avanzaron hacia Tigray. Más de un año después de estallar, la guerra continúa y el saldo de muertos, desplazados, damnificados y daños materiales crece diariamente, la mayoría por la criminalidad del TPLF, según acusaciones oficiales.
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