El 30 de octubre de 2000, los entonces presidentes Fidel Castro (1926-2016) y Hugo Chávez (1954-2013) suscribieron el Convenio Integral de Cooperación, expresión genuina de la voluntad de desarrollar nexos en favor del bienestar de sus pueblos.
En virtud del histórico documento firmado en La Habana por los líderes revolucionarios, este instrumento trazó la ruta para el establecimiento de programas de intercambio en diversos ámbitos de interés estratégico, que 21 años después aún generan frutos en materia económica y social.
Con el ascenso al poder de Chávez en 1999, la Revolución bolivariana encontró un escenario de exclusión y desigualdad que exigió los mayores esfuerzos del nuevo gobierno para saldar la deuda acumulada con el pueblo venezolano, con énfasis en el acceso a la salud y la educación.
En esa lucha por la justicia, la equidad y la inclusión social, Venezuela encontró en Cuba el apoyo solidario necesario para impulsar programas que llevaran el brazo transformador del proceso revolucionario hasta lo más profundo del país sudamericano.
Gracias a la colaboración y el compromiso de miles de profesionales cubanos, uno de los logros más importantes obtenidos como parte del convenio integral de cooperación resultó la implementación de la Misión Robinson, plan de alfabetización inspirado en el método educativo Yo sí puedo.
Creado el 1 de julio de 2003, este ambicioso plan recibió su nombre en honor al maestro del Libertador Simón Bolívar, el escritor y pedagogo venezolano Simón Rodríguez (1769-1854), quien adoptó el seudónimo de Samuel Robinson.
Debido a la Misión Robinson, el Gobierno bolivariano consiguió en tiempo récord erradicar el analfabetismo, un logro reconocido por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) el 28 de octubre de 2005.
“Contribuyó a que en 2005 se lograra la increíble hazaña de declarar a Venezuela Territorio Libre de Analfabetismo, con un acumulado histórico hasta la fecha de un millón 829 mil 671 personas atendidas”, destacó la coordinadora de la misión educativa cubana en la nación sudamericana, Odalis Carranza.
De acuerdo con la directiva, este programa educativo, y aquellos que le siguieron, incidieron de manera decisiva en los objetivos de lograr la articulación gobierno-pueblo mediante la construcción de nuevos esquemas de trabajo, y de alcanzar 100 por ciento de la escolarización.
La Robinson derivó en la posterior creación de las misiones Robinson II, para la obtención de la educación básica; Ribas, referente a la educación secundaria; y Sucre, vinculada al acceso a la educación universitaria.
ALIANZA POR LA EDUCACIÓN
A partir del establecimiento del Convenio Integral de Cooperación Cuba-Venezuela, las acciones de asesoría diseñadas en cada uno de los proyectos permitieron mantener estrechos vínculos de trabajo con los entes venezolanos en los diferentes niveles de dirección, afirmó Odalis Carranza en declaraciones a Prensa Latina.
La coordinadora de la misión educativa cubana hizo énfasis en los principios y valores éticos que caracterizan las relaciones de cooperación en este sector: respeto mutuo, la solidaridad y la ejemplaridad, dirigidos a lograr la preparación científico-metodológica y la renovación del conocimiento en función de la calidad de la enseñanza.
En el transcurso de estos 18 años, han prestado servicio en Venezuela más de 14 mil 20 especialistas cubanos en materia educativa, quienes incidieron en el desarrollo de los proyectos convenidos con un total de 657 acciones de asesorías, formación de masters y doctores, pasantías, confección y validación de mallas curriculares, entre otras, reseñó.
Asimismo, subrayó los trabajos de preparación científico-metodológica de las estructuras de dirección, mesas técnicas, supervisores y facilitadores, junto al fortalecimiento de los programas de alfabetización y post-alfabetización.
Mencionó además la instrumentación de los programas Cada Fábrica una Escuela, encaminado a la certificación de los saberes de los trabajadores y para facilitar su asistencia a los ambientes de clases; y Cada Familia una Escuela, alternativa educativa que llega a cada núcleo familiar y territorio según su diagnóstico.
La coordinadora nacional Carranza comentó a Prensa Latina que, en la actualidad, la Misión Educativa Cubana cuenta con una plantilla de 32 cooperantes, quienes mantienen una actitud comprometida, con disciplina y consagración al trabajo y la calidad de los servicios que prestan.
“Evidencian la consolidación de la preparación científica, metodológica y productiva para ampliar su desempeño, con prioridad en el trabajo de las comunidades enclavadas en bases de misiones, de extrema pobreza, nuevos urbanismos y población indígena”, valoró la directiva.
Destacó además como principales proyecciones para 2022, avanzar en la consolidación del asesoramiento a las estructuras de dirección en los diferentes niveles y modalidades, con énfasis en las mesas técnicas y en los comités técnicos pedagógicos.
De igual modo, darán continuidad a las labores de asesoría para la creación del Sistema Nacional de Evaluación de la Calidad de la Educación y el fortalecimiento del Observatorio de la Calidad y la Pertinencia de la Educación, entre otros objetivos estratégicos.
Por su parte Osmany Justis, asesor del convenio Cuba-Venezuela, hizo énfasis a su vez en la contribución palpable a la formación científica mediante la ejecución de dos ediciones del doctorado en Ciencias de la Educación con 57 graduados.
En la formación académica sobresale también la realización de dos ediciones de la maestría en Supervisión Educativa, que el último año graduó 203 docentes, así como el desarrollo del seminario científico con la participación de 179 docentes de las direcciones del Ministerio y los centros de formación e investigación de los diferentes estados, precisó.
“Estas acciones han permitido profesionalizar a los docentes venezolanos en diferentes aspectos que los ponen en condiciones de realizar, a través del uso del método de la ciencia, contribuciones sustanciales a la solución de los problemas que limitan la calidad de la educación”, aseveró el funcionario.
EDUCACIÓN CON BASES MARTIANAS
Durante la fase final de redacción de este trabajo, un equipo de Prensa Latina asistió a los actos conmemorativos en Caracas por el aniversario 169 del natalicio del Héroe Nacional de Cuba, José Martí.
En una fecha tan significativa para el pueblo cubano como es el 28 de enero, la rectora de la Universidad Bolivariana de Venezuela, Sandra Oblitas, distinguió la visión del apóstol sobre la educación como instrumento esencial en la formación de la patria soberana, lo cual obligó a incluir un necesario paréntesis en este material.
Al respecto, la catedrática subrayó que la educación como un bien necesario e irrenunciable, constituyó tema fundamental en el pensamiento de Martí y sobre todo, una pieza clave dentro del proyecto de resistencia de la América Latina frente a los mecanismos de dominación imperial.
“Martí insiste en la necesidad de una educación libre, igualitaria y obligatoria; la educación popular es un arma para la emancipación en su ideario. El decálogo educativo de José Martí concentra y desarrolla las principales ideas que esgrime sobre su concepción de la educación popular”, manifestó la catedrática.
En tal sentido, Oblitas afirmó que como proyecto continuador del pensamiento de Simón Bolívar y Simón Rodríguez, las ideas educativas de José Martí se han convertido en un pilar fundamental del proceso de cambio de la Revolución bolivariana.
“El proyecto iniciado y liderado por el comandante Hugo Chávez, impulsó una serie de políticas fundadas en los preceptos y valores de igualdad, ética y justicia social que están presentes en la filosofía de estos grandes revolucionarios de todos los tiempos”, remarcó.
Sobre esos principios fundamentales se erige igualmente la cooperación entre Cuba y Venezuela en el ámbito educativo y en muchos otros campos, en función del desarrollo social y espiritual de ambas naciones.
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