Una solución viable para poner punto final al enfrentamiento armado es una condena internacional transparente contra esta organización, por cometer atrocidades y no corresponder a las propuestas de paz gubernamentales, aseguró el ministro de Estado para Asuntos Internacionales, Redwan Hussien.
A menos que la comunidad internacional responsabilice al TPLF (siglas en inglés) por sus crímenes y deje de envalentonar su intransigencia con un silencio deliberado, no habrá una desenlace pacífico, señaló.
¿Por qué muchos países apoyaron la narrativa del Frente, la fuerza beligerante, agresor de las tropas nacionales?, cuestionó en un encuentro con el viceministro de Relaciones Exteriores de Noruega, Henrik Thune.
Fomentar la impunidad del grupo no ayuda a terminar la conflagración por vías pacíficas, insistió, y comentó que “si se hubieran hecho esfuerzos para comprender su verdadera naturaleza y el contexto etíope, el conflicto habría concluido hace mucho tiempo”.
Hussien, además, enumeró varias acciones de las autoridades federales para restablecer el orden y la paz en Tigray, entre ellas el excarcelamiento de líderes políticos y el levantamiento del estado de emergencia antes de su vencimiento y los compromisos contraídos para desarrollar un diálogo nacional inclusivo.
La organización, sin embargo, anuló esas medidas y decidió lanzar nuevos ataques, afectando el proceso de suministro de ayuda, afirmó.
Durante el encuentro, el vicecanciller noruego manifestó que la nación escandinava alienta los pasos del gobierno etíope para pacificar el territorio y calificó de comprensible las críticas de Addis Abeba a la posición de la comunidad internacional respecto al conflicto.
Thaune, también, reiteró que Oslo está preocupado por los temas de derechos humanos relacionados con el conflicto y exhortó a Etiopía a continuar sus gestiones y esfuerzos para encontrar una solución pacífica en un proceso auspiciado por la Unión Africana.
Luego del asalto del Frente al Comando Norte de las Fuerzas de Defensa Nacional, en noviembre de 2020 estalló el enfrentamiento, extendido después a las regiones Afar y Amhara.
Antes de finalizar 2021, el ejército liberó áreas ocupadas en esas jurisdicciones, pero no avanzó hacia Tigray, extremo septentrional donde se refugian los combatientes tigriños, y la conflagración continúa sin tener un desenlace definitivo.
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