Según el Santo Sínodo de la Iglesia, Abune Ermias, “la localidad sufrió la guerra entre el gobierno y el Frente de Liberación Popular de Tigray (TPLF), lo cual provocó grandes afectaciones al turismo y el resto de las actividades económicas”.
Las duras consecuencias del conflicto armado en el norte, conjugadas con el impacto de la Covid-19, han sido devastadoras para la región, comentó en conferencia de prensa el también arzobispo de las diócesis norte y sur de Wollo y Kemise (Amhara).
Muchos de los tesoros invaluables del patrimonio etíope en Lalibela están en peligro debido a la falta de obras de conservación y restauración, señaló, y solicitó “ayuda financiera y técnica, nacional e internacional, para mantenerla y legarla a futuras generaciones”.
Hay esfuerzos en curso, pero no son suficientes, el gobierno, los socios y todas las partes interesadas deben unir recursos para estimular las actividades económicas y apoyar los trabajos de restauración en el área, insistió.
Lalibela, ciudad monástica del norte y uno de los sitios más conocidos de Etiopía, alberga el conjunto de 11 famosas iglesias monolíticas excavadas en la roca entre los siglos XI y XIII, declarado patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1978.
Llamada antiguamente Roha y ubicada a unos dos mil 500 metros sobre el nivel del mar, es conocida también como la pequeña Jerusalén de la nación y considerada por los cristianos la parte más sagrada del estado, luego de Axum.
La ciudad estuvo en poder del TPLF (siglas en inglés) desde agosto hasta diciembre de 2021, cuando el Ejército Federal lo expulsó, según un texto de la Oficina del primer ministro, Abiy Ahmed, publicado entonces en la red social Twitter.
Desde noviembre de 2020, las autoridades etíopes iniciaron una ofensiva para reducir al Frente, otrora gobernante del estado de Tigray, declarado grupo terrorista por el Parlamento y acusado de subvertir el orden constitucional y otros delitos.
En junio de 2021, el gobierno decretó un armisticio para facilitar la asistencia humanitaria en la jurisdicción, pero el TPLF lo desestimó y extendió sus operaciones a Afar y Amhara, estados donde causaron grandes daños al patrimonio, según informes oficiales.
rgh/raj