Durante los últimos años, el Estado venezolano dio pasos agigantados para adentrarse en este novedoso escenario criptográfico, desde el fortalecimiento de la plataforma bancaria nacional para promover los pagos digitales, hasta la creación del Petro, primer activo de su tipo respaldado por las riquezas naturales de un país.
“Las criptomonedas nacen justamente como una especie de iniciativa sui géneris dentro del mundo digital, una alternativa -digamos- de irreverencia por parte de algunos informáticos que buscaron reconfigurar la economía y no depender de un Banco Central, de una Reserva Federal o de los patrones existentes con las monedas fiduciarias”, indica el experto Jack Bravo.
Conocido como presentador y productor del programa Atomun, espacio de la cadena multinacional Telesur dedicado a la ciencia, tecnología e innovación, Bravo equipara el surgimiento de las monedas digitales a lo que en su momento pretendió hacerse con la creación de internet, generar una revolución.
Para llegar a este punto hubo de crearse el blockchain o cadena de bloques, estructura sobre la cual se cimentan y sustentan estos tipos de transacciones en el mundo criptográfico, que no solo abarcan las criptomonedas, también los criptoactivos y los llamados tokens no fungibles, explica el doctor en Ciencias de la Educación.
En diálogo con Prensa Latina, el también máster en Economía Política Latinoamericana expone que a partir de la aparición del Bitcoin pasó mucho tiempo para que la gente empezara a creer en ello, lo cual depende de los grados de compatibilidad de los usuarios, la confiabilidad y usabilidad.
“Por eso, cuando se habla de los preceptos para poder hacer trading o intercambiar determinado criptoactivo a criptomoneda, tienen que ver justamente con algunos principios de centralización, el tema de seguridad, que son valores o atributos que se le dan a esta nueva expresión”, precisa Bravo.
En tal sentido, en las reglas del juego del mercado persisten aún ciertas reservas o restricciones a una aceptación o apertura general a las monedas y activos digitales, porque también existen especuladores y burbujas financieras que pudieran desestabilizar determinada gobernabilidad, manifiesta el analista.
“No obstante -subraya- hay una especie de acercamiento de los gobiernos por llevar a su manera el tema de las criptomonedas; tal es el caso de las Stablecoin, las cuales tienen paridad o están ancladas a alguna divisa internacional como el dólar o el euro, o en el caso particular de Venezuela, con el Petro”.
EL PETRO, RESPUESTA DISRUPTIVA
En opinión de Jack Bravo, el Petro nació como una respuesta disruptiva de Venezuela al paquete de sanciones de Estados Unidos. “El Gobierno venezolano ha tratado de dar respuesta a algunas realidades a través de la innovación y los poderes creadores del pueblo”, señala.
La primera criptomoneda instituida por un Estado soberano, y respaldada además por las riquezas naturales de ese país, salió a la preventa el 20 de febrero de 2018, y el 1 de octubre de ese mismo año comenzó a funcionar como moneda comercial de cambio a nivel nacional e internacional.
De acuerdo con el Libro Blanco o White Paper del criptoactivo venezolano, su emisión ubicó a la nación sudamericana a la vanguardia de esta nueva revolución económica mundial.
Desde su surgimiento el Petro contó con una propia cadena de bloques, lo cual lo convierte en una herramienta financiera digital transparente, respaldada por los commodities certificados internacionalmente.
Dígase de aquellos bienes básicos utilizados como insumos en la producción y que pueden usarse en el comercio o las finanzas como activos subyacentes.
Los abundantes recursos naturales del país, principalmente los hidrocarburos, permitieron diseñar un criptoactivo poco convencional que aprovechara la tecnología más moderna al servicio del mercado de las criptomonedas.
En tal sentido, la base material del Petro reside en el campo número 1 del bloque Ayacucho -perteneciente a la Faja Petrolífera del Orinoco-, el cual cuenta con cinco mil 342 millones de barriles de petróleo certificados.
A escasos días de su nacimiento, el entonces presidente de Estados Unidos Donald Trump (2017-2021) emitió el 19 de marzo de 2018 una orden ejecutiva con la prohibición expresa a compañías y personas naturales de ese país de efectuar transacciones con cualquier moneda digital emitida por el gobierno de Venezuela.
El experto Jack Bravo llama la atención acerca de que, desde su lanzamiento, el Petro empezara a generar ese tipo de inquietud en Washington, al cuestionarse cómo es posible que un país como Venezuela tuviera una moneda digital, además respaldada a través de los commodities, el petróleo y las riquezas.
“Desde un principio intentaron torpedear la iniciativa; que de entrada fuera incluida en las sanciones da prueba de que se avizoraba el posible crecimiento de esta moneda digital en los escenarios internacionales, donde estaría muy bien posicionada, sobre todo por la seguridad y confianza que genera el estar anclado a un barril de petróleo”, expresa.
Con el fin de generar una soberanía criptográfica dentro de los escenarios monetarios de la economía digital, el Petro maduró en los últimos años dentro de un ecosistema que cuenta con su respectivo marco legal y un órgano rector en la Superintendencia Nacional de Criptoactivos (Sunacrip).
En opinión de Yusep Rodríguez, director de la plataforma Yo soy la red 2.0, de un tiempo a esta parte los factores económicos descentralizados incrementaron sus operaciones con criptomonedas en Venezuela, incluso la minería resulta una actividad muy común en el país.
“Observamos negocios con estos métodos de cobro y pago, el famoso trading, personas que se dedican a dictar cursos de formación, instituciones y agencias que educan sobre la economía del futuro”, comenta a Prensa Latina el especialista en Criptoeconomía.
En tal sentido, las criptomonedas vienen a convertirse en una solución en países asediados por crisis económicas; “podemos decir que Venezuela es un ejemplo para el mundo de cómo hemos vencido las adversidades que nos afectaban” puntualiza.
Rodríguez insiste además en la importancia de avanzar en una masiva campaña de formación e inducción para incrementar la usabilidad de las criptomonedas y contribuir desde ese campo a la recuperación económica de la nación sudamericana.
CONOCIMIENTO PARA EL DESARROLLO
Jack Bravo coincide en la necesidad de garantizar una mayor usabilidad de las criptomonedas en el panorama económico venezolano, lo cual el Estado promueve a través plataformas digitales para el pago de servicios, o la adopción del Petro como unidad de cuenta en la emisión de pasaportes, cobro de impuestos y aranceles, entre otros.
“Las generaciones deben adaptarse a estos nuevos ecosistemas, porque la tecnología y la innovación siempre van a dar dos o tres pasos adelante cuando aún a las personas les cuesta entender estos nuevos escenarios”, alerta el analista y comunicador venezolano.
“Hay que ser muy sincero y educar a la población, no secuestrar el conocimiento”, explica el experto al destacar que Venezuela desarrolla iniciativas muy importantes para enseñar a la gente a utilizar el Petro, a conocer términos que de otra manera pueden parecer muy técnicos o sacados de un relato de ciencia ficción.
En tal sentido -señala- el futuro de las criptomonedas dependerá en gran medida de cómo el usuario tenga conciencia de esos instrumentos, cómo socializar el conocimiento para que más y más personas comiencen a entender estos nuevos entornos.
También pasa por superar ciertos cuestionamientos como la volatilidad de las monedas digitales, y cómo hacer para que realmente exista una credibilidad en estas expresiones y su convivencia con el dinero fiduciario.
arb/wup