Gira de Biden por Medio Oriente. Pocos resultados palpables (+Fotos)
Gira de Biden por Medio Oriente. Pocos resultados palpables (+Foto)
Connecticut, Estados Unidos (Prensa Latina) El presidente Joe Biden estuvo en el Medio Oriente esta semana, donde se reunió con 11 líderes de la región.
José R. Oro
Colaborador de Prensa Latina
Es el primer viaje de su presidencia a esa compleja zona de nuestro planeta (donde en cada día transcurrido hay menos zonas que no lo sean), impulsado en buena parte por el conflicto en torno a Ucrania, con la consiguiente disminución del suministro de petróleo y gas, el aumento de los precios de los combustibles fósiles a nivel mundial, y por supuesto, el impacto de todo ello en las elecciones de medio término este noviembre.
En los Estados Unidos, el alza sostenida de los precios por encima de 4.50 dólares el galón de gasolina regular en las estaciones de combustible, crea una amenaza muy seria para el Partido Demócrata.
No parece que se esté trabajando en lograr acuerdos estratégicos o en soluciones de largo alcance, sino en “curitas” para que los Estados Unidos y sus aliados otanianos tengan petróleo, mientras acarician el delirio de destruir a Rusia, a China, a Irán y a todos quienes no sigan a pies juntillas el diktat del Potomac.
En la opinión de muchos estadounidenses, el Medio Oriente está relativamente tranquilo, pero eso se debe a la desinformación de los medios capitalistas que han abandonado casi por completo el hacer saber con veracidad lo que ocurre en el mundo, para tratar de controlar las mentes de sus escuchas y lectores, ocultando aquí, exagerando allá, sin el menor escrúpulo.
La guerra de siete años en Yemen, con cientos de miles de muertos por la violencia y las privaciones, aunque ha visto tres meses de alto el fuego entre las fuerzas huties y la coalición dirigida por Arabia Saudita, está tan candente e irresuelta, como silenciada.
Hay violencia frecuente entre israelíes y palestinos, y aunque en menor escala que en la guerra de Gaza del año pasado, también se habla muy poco.
La situación en Siria sigue gravísima con enormes sufrimientos del pueblo, causados por el conflicto provocado por Israel, EEUU. y sus aliados de la OTAN, incluyendo destacadamente a Turquía.
Pero por cada noticia de Siria hay 516 de Ucrania en los últimos 30 días. Solo Rusia e Irán han “sacado la cara” por el gobierno legítimo de ese país, que necesitará décadas para reparar los enormes perjuicios materiales y humanos de esa cruelísima guerra.
Por ello, la percepción creada artificialmente de que la región está “relativamente tranquila” solo obedece a la omisión y distorsión más brutal de lo que ocurre en la realidad.
Pero, ¿que era en realidad lo que llevaba en su “cartera” J. Biden al Medio Oriente? Solo estableciendo esto con claridad podremos medir los resultados de esa gira.
1. Acrecentar el control y la “estabilidad” de la estratégica región del Medio Oriente mientras Estados Unidos y la OTAN se concentran en atacar a Rusia, garantizando al menos en parte el abastecimiento de petróleo y gas, sin dejar que los precios del crudo se vayan a la estratósfera.
2. Fortalecer a Israel y mejorar sus relaciones con los estados árabes vecinos, sólo insinuando vagamente un posible compromiso “futuro” con el pueblo palestino para que tengan su propio estado. Dirigir esta “asociación” en contra de Irán y tratar de impedir que ese país alcance un poderío estratégico (nuclear) aunque sea solo una fracción que el de Israel.
3. Circunscribir el conflicto de Siria a nivel local y darle de facto “manos libres” a Israel para impedir la victoria final del gobierno legítimo de ese país contra los interventores.
4. Darle una nueva “cara” a la monarquía saudita, la misma que en la campaña electoral Biden prometiera convertir en un “paria” por las salvajes violaciones de los Derechos Humanos, incluyendo el brutal asesinato del periodista Jamal Kashoggi.
5. Vender muchas decenas de miles de millones de dólares más en armas y tecnología militar, para cubrir las subidas de los precios del petróleo y el gas, y tener contento al Complejo Militar Industrial, que ya recibió del Congreso esta misma semana cerca de 850 mil millones en presupuesto de “Defensa”.
Biden pensaba obtener que todos los líderes con los que se reuniera le ayuden a mantener la presión sobre Rusia para que renuncie a su defensa de las Repúblicas de Donetsk y Lugansk, abandonándolas a la merced de los neonazis que controlan el poder en Ucrania. Y varias otras cosas menos significativas…
¿Cuáles de estos propósitos logró el mandatario en su visita?
En realidad, no logro ninguno de ellos por completo. Quisiera ir uno por uno en las paradas del periplo.
Una característica de esta gira fue la marcada diferencia entre lo que se dice y lo que se hace en la realidad. Muchas promesas, cero resultados prácticos. Biden es una especie de parodia del “Pagador de promesas” del paulista Anselmo Duarte; pero no cumple ninguna de ellas ni con el Medio Oriente, ni con Cuba, ni con nadie. En su actual periplo, lo que dejó detrás se parece más a “Tierra en trance” del gigante bahiano Glauber Rocha.
Como se esperaba, Israel fue el primer país visitado por Biden, quien aterrizó el miércoles 13 de julio en el aeropuerto Ben Gurion de Lod y fue recibido por el primer ministro, Yair Lapid, su adjunto Naftali Bennett, y el presidente Isaac Herzog.
“Esta es mi décima visita (la primera como presidente), y cada oportunidad que tengo de regresar a esta antigua tierra es una bendición porque la conexión entre el pueblo estadounidense y el pueblo israelí es profunda”, dijo Biden.
Lapid, por su parte, calificó la visita de histórica porque “expresa el vínculo inquebrantable entre nuestros dos países”. El primer ministro israelí llamó a Biden “uno de los mejores amigos que Israel haya conocido”.
Biden, y Lapid firmaron el 14 de julio una declaración conjunta para tratar de evitar que Irán obtenga medios atómicos. «No permitiremos que Irán adquiera armas nucleares», aseguró el visitante en una conferencia de prensa conjunta tras la firma con Lapid de la así llamada «Declaración de Jerusalén». El documento incluye un texto sobre el uso de «todos los elementos del poder nacional» (es decir agredir a Irán) para impedirlo.
El primer ministro israelí dijo que sus conversaciones con Biden se centraron en la amenaza iraní. «No habrá un Irán nuclear. Esto no es sólo una amenaza para Israel, sino para el mundo. Y discutimos algunos otros temas que vamos a mantener en secreto», añadió.
Israel se opone a las negociaciones entre Irán y las potencias mundiales para reactivar el acuerdo nuclear de 2015, del que Washington se retiró en 2018, bajo el mandato de Donald Trump.
En virtud de ese acuerdo, Irán se comprometió a limitar su actividad nuclear a fines civiles y, a cambio, las potencias mundiales acordaron retirar las sanciones económicas en su contra. Pero obviamente no había la más mínima buena fe en respaldar ese tratado por parte de EE.UU., algunos de sus aliados europeos e Israel.
Joe Biden tuvo una extensa entrevista con la televisión israelí. Hubo dos declaraciones escalofriantes sobre Irán. Cuando se le preguntó si estaba preparado para alejarse del acuerdo nuclear con Irán (o JCPOA) si la única forma de cerrar el acuerdo era eliminar al Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (IRGC) de la lista de Organizaciones Terroristas Extranjeras (FTO), dijo: simplemente, «Sí». Y cuando se le preguntó si estaba preparado para usar la fuerza militar contra Irán, respondió: “Como último recurso, sí”.
Eso no fue lo suficientemente bueno para el primer ministro israelí en funciones, pero constituyó una evaluación muy sombría de las posibilidades de llegar a un acuerdo con Irán.
Al hablar en esa rueda de prensa en Jerusalen el jueves, Lapid dijo: “Las palabras no los detendrán, señor presidente. La diplomacia no los detendrá. Lo único que detendrá a Irán es saber que si continúan desarrollando su programa nuclear, el mundo libre usará la fuerza. La única forma de detenerlos es poner sobre la mesa una amenaza militar creíble”
Biden continuó diciendo que prefería una resolución diplomática. “Sigo creyendo que la diplomacia es la mejor manera de lograr este resultado”.
Los condicionamientos prácticamente inaceptables para volver a tener el Tratado Nuclear con Irán son solo un paso más en lo que ha sido un proceso fallido desde el principio. El enfoque de Biden se ha centrado en que Irán demuestre sus “intenciones pacíficas”, cuando incluso el propio equipo de Trump reconoció, que Irán había cumplido su parte.
Gracias a la abrogación del JCPOA por parte de Trump, Irán está hoy más cerca de obtener un arma nuclear que nunca. La conclusión ineludible es que los halcones anti-Irán, ya sea en Washington, Riad o Jerusalén, quieren una guerra de cambio de régimen, no un acuerdo nuclear viable y funcional.
Del lado de Irán, a pesar de sus esfuerzos, es posible que en realidad no quieran un arma atómica, sino más bien la capacidad de construir una. Los llamados estados nucleares latentes son aquellos que pueden producir un arma nuclear en un tiempo relativamente corto.
Dado que los dos principales adversarios de Irán, Estados Unidos e Israel, son potencias nucleares, es muy difícil argumentar que tal deseo sea irracional. Eso significa una perspectiva sombría para revivir el acuerdo con Irán, y fuerza a ese país a lograr su capacidad disuasiva tal y como la lograra la República Popular Democrática de Corea.
La posición política de Biden acerca de Irán fue quizás el aspecto más funesto de toda su gira por el medio Oriente.
Expresó que el expresidente Donald Trump cometió un “gigantesco error” al retirar a Estados Unidos del acuerdo con Irán y dijo que ese país está ahora más cerca de adquirir una capacidad nuclear. Creo que ambas aseveraciones de Biden son ciertas.
Los comentarios del presidente se producen en medio de las crecientes tensiones con Irán y mientras Biden enfrenta una presión cada vez mayor de Israel y Arabia Saudita (y otros estados del Golfo Pérsico) para esbozar un plan integral que destruya a Irán como potencia regional, ya que las esperanzas de revivir el acuerdo nuclear de 2015 parecen escasas, sobre todo por la mala voluntad de Israel y Estados Unidos.
Desde mucho tiempo atrás y sobre todo durante el gobierno del expresidente Trump, EEUU. ha estado sentando las bases para construir una coalición regional contra Teherán y está instando a los países del Golfo a integrar todos sus sistemas de defensa aérea y antimisiles contra el potencial de las fuerzas aéreas y misilísticas iraníes, que sería usado si Irán es atacado, en especial los sistemas Iron Dome incluyendo su versión con láser, entregada a Israel.
El presidente Biden criticó la política exterior de la administración Trump y dijo: “Hay quienes pensaron que con la última administración nos alejamos de Oriente Medio, que íbamos a crear un vacío que China o Rusia llenarían. “No puedo permitir que eso suceda”. “Es abrumadoramente de nuestro interés que Israel sea estable”, dijo un Biden bastante incoherente e ininteligible…
El balance de la visita a Israel fue negativo, el tema de Siria, seguramente discutido entre los mandatarios, no fue hecho público. Acerca de Irán las expresiones de Biden fueron bastante ambiguas y bien provocativas, y la segunda etapa de su visita fue a la región palestina de Cisjordania, nada placentero para los halcones de la política israelí, pero sin ningún avance concreto.
En el complejo escenario de Palestina, el presidente Mahmud Abbás, dijo el viernes 15 de julio, durante la visita del presidente estadounidense, que está dispuesto a “tender la mano a Israel” para reanudar las negociaciones de paz. «La oportunidad de una solución de dos estados en las fronteras de 1967 puede estar disponible sólo hoy, no sabemos qué pasará en el futuro», afirmó durante una conferencia de prensa junto a Biden, en la ciudad de Belén.
Abbás pidió que se ponga fin a la larga ocupación israelí de los territorios palestinos y que se permita a los palestinos obtener sus «derechos legítimos» con base en las resoluciones internacionales. El líder palestino señaló que lo normal es que Israel viva en paz con sus vecinos de la región, lo que se lograría en buena medida con el establecimiento de un Estado palestino soberano.
También pidió la reapertura del consulado de Estados Unidos en Jerusalén Oriental y la eliminación de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) de la lista de países terroristas de Estados Unidos. «No somos terroristas», subrayó el mandatario palestino. Esa ha sido la postura palestina desde hace mucho tiempo, nada nuevo logró Biden en su visita.
El presidente palestino demandó además que los asesinos de la periodista palestino-estadounidense Shireen Abu Akleh rindan cuentas ante la justicia.
Abu Akleh, de 51 años, periodista palestino-estadounidense que trabajaba para la cadena Al Jazeera, con sede en Doha, fue asesinada a tiros el 11 de mayo mientras cubría una incursión militar israelí cerca del campo de refugiados de Jenin, en la Cisjordania ocupada. Tel Aviv negó cualquier responsabilidad y el Departamento de Estado de EEUU. aceptó que había sido “algo accidental”. ¿Quiénes son, entonces, los verdaderos terroristas?
El presidente Biden, por su parte, afirmó su “continuo apoyo” a la política de “dos estados para dos pueblos”, pero dijo que “el terreno no está maduro” para reactivar las conversaciones dirigidas a lograr un acuerdo de paz entre ambos pueblos.
Anunció 201 millones de dólares para una agencia de las Naciones Unidas que apoya a los refugiados palestinos. “El pueblo palestino está sufriendo ahora”, expresó Biden. “Puedes sentirlo. Su dolor y frustración. En los Estados Unidos, podemos sentirlo”, y continuó diciendo que “se merecen un estado propio que sea independiente, soberano, viable y contiguo. Dos estados para dos pueblos, ambos con profundas y antiguas raíces en esta tierra, que conviven en paz y seguridad”.
Aunque tal objetivo “puede parecer tan lejano”, dijo que no renunciaría al proceso de paz. “Estados Unidos y mi administración no se darán por vencidos en acercar a los palestinos e israelíes”. Todo más falso que un buey volando.
El líder palestino Abbas, afirmó por su parte que “la clave para la paz” en la región “comienza con el fin de la ocupación israelí de nuestra tierra”. Dijo que Israel “no puede continuar actuando como un estado por encima de la ley”
Si el presidente Biden realmente deseara un acuerdo de paz y la existencia de dos estados soberanos en Palestina (lo único lógico para obtenerlo), esto se lograría en un plazo comparativamente breve.
La razón última de este malabarismo verbal es para que países como Egipto, Arabia Saudita y otros estados árabes salven la cara y participen de una forma u otra, o al menos no se opongan a la agresión estadounidense– israelí contra Irán, el país que sí defiende invariablemente y sin ambigüedad alguna la causa de los pueblos palestino, sirio y yemení.
(Fin de la primera parte)
rmh/jro