Las imputaciones contra Joshua Jaynes, Kyle Meany, Kelly Goodlett y Brett Hankison incluyen violaciones de los derechos civiles, conspiración, ofensas por uso de la fuerza y obstrucción, según declaró el fiscal general Merrick Garland.
Los cargos contra tres de los oficiales se derivan de la supuesta falsificación de la declaración jurada utilizada para obtener la orden de allanamiento para autorizar la redada, que por error tuvo como objetivo el apartamento de Taylor y provocó su fallecimiento, reveló el funcionario.
En una acusación separada, el policía Hankison se enfrenta a dos cargos de privación de los derechos de Taylor y sus vecinos mediante el uso de fuerza excesiva por disparar a través de una ventana y una puerta de vidrio después de la muerte de la víctima.
Breonna Taylor, de origen afroamericano, fue asesinada en su casa en Louisville por policías vestidos de civil que estaban ejecutando una orden de registro sin aviso previo.
La trabajadora del hospital, de 26 años, recibió varios disparos cuando los agentes irrumpieron en el apartamento poco después de la medianoche mientras estaba en la cama con su novio, al que la policía creía miembro de una organización relacionada con el narcotráfico.
Su muerte, ocurrida el mismo año en el que perecieron a manos de la policía, George Floyd en Minnesota y Ahmaud Arbery en Georgia, provocó protestas contra el racismo en los Estados Unidos.
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