El paquete, valorado en 750 millones de dólares, ya obtuvo la semana pasada el visto bueno del Senado y ahora pasará al escritorio del mandatario.
La llamada oficialmente Ley de Reducción de la Inflación recibió 220 votos a favor y 207 en contra en la votación de este viernes en la Cámara Baja, donde los demócratas cuentan con mayoría.
La legislación propone la inversión climática más grande en la historia de Estados Unidos, haría cambios en la política de salud al otorgar al programa de seguros de salud Medicare el poder para negociar los precios de ciertos medicamentos recetados y extendería los subsidios de atención médica que vencen cada tres años.
Asimismo, la iniciativa prevé una reducción del déficit, pues incluye un impuesto mínimo del 15 por ciento sobre las grandes corporaciones y un impuesto del uno por ciento sobre la recompra de acciones.
De esa forma recaudaría más de 700 mil millones de dólares en ingresos gubernamentales durante 10 años.
Entre las inversiones previstas en el proyecto están más de 430 mil millones de dólares para reducir las emisiones de carbono.
La aprobación final de ese texto legislativo marca un hito para el partido gobernante y le da la oportunidad de lograr los objetivos políticos buscados durante mucho tiempo cuando se cercan las elecciones de mitad de período, valoró la televisora CNN.
Biden, que está de vacaciones en Carolina del Sur, celebró en Twitter la aprobación de la ley y aseguró que “las familias verán precios de los medicamentos recetados más baratos, menores costes sanitarios y menores costes energéticos. Estoy deseando ratificarla la semana que viene”.
Esta disposición es apenas una pequeña parte de la idea de Biden y, por tanto, atrás quedaron importantes programas sociales incluidos en su plan inicial conocido como Build Back Better (Reconstruir mejor), pieza principal de su agenda de gobierno.
El paquete actual es apenas una fracción de aquella propuesta de dos billones de dólares que fracasó en el Senado a fines del año pasado por las dilatadas negociaciones y divisiones internas entre los propios demócratas.
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