Por: Yosvani Noguet
Para los iraníes, el alto mando de la Fuerza Quds del Cuerpo de los Guardianes de la Revolución Islámica trasciende por ser «el hombre responsable de cambiar los planes del imperialismo occidental en la región y evitar la creación de un nuevo Medio Oriente”.
Algunos le nombran como el comandante a la sombra, quien dejó un legado conocido al presente como la hoja de ruta hacia la seguridad regional, asegurando en su testamento que su país vive al presente su período más glorioso y les dejó varias interrogantes para el futuro.
“¿Qué pensó el enemigo sobre tu Profeta? ¿Qué acusaciones hicieron sobre él y cómo trataron a sus hijos inmaculados? El reproche, la censura y la presión de los enemigos no deberían dividirlos”, dejó por escrito Soleimani a su nación iraní.
UN HOMBRE DE SU TIEMPO
El hombre que impidió el avance y dio gran estocada al grupo terrorista Estado Islámico, llegaba el 3 de enero llegó a Iraq por invitación del primer ministro, Adel Abdolmahdi, y tenían previsto reunirse, pero el sobrevuelo de drones imposibilitó para siempre ese encuentro.
En sus planes de vida nunca estuvo la opción de ser militar, incluso reconoció que prefería ser nombrado Qasem, sin ningún añadido antes ni después, razón por la cual dispuso en su testamento que en su lápida pusieran «Soldado Qasem», pues consideraba que Qasem Soleimani, sería muy rimbombante y haría que pesaran demasiado las alforjas.
Sin embargo, su país le recuerda hoy con un nombre completo y con cargos que hacen honores a toda su obra, modesta y comprometida en favor la humanidad, como lo describen los expertos locales.
Para Irán resulta un “héroe nacional”, incluso analistas como Hiba Morad le catalogan como el principal comandante antiterrorista de la nación y resaltan su carisma para comandar la resistencia, un maestro estratega, un diplomático experimentado con seguidores en todo el mundo.
EL TRÁNSITO A LA ETERNIDAD
“¿Será este mi último viaje o bien es otro mi destino? Cualquiera que este sea, me conformo. En el trayecto te escribo esto para que, cuando no esté y me añores, te sirva de recuerdo”, así se despedía de su hija en una carta recientemente dada a conocer por el líder de la Revolución Islámica de Irán, el ayatolá Jameneí.
“Hija mía, estoy muy cansado. Hace treinta años que no duermo, pero ya no quiero dormir. Me echo sal en los ojos para que mis párpados no osen cerrarse, no vaya a ser que en mi descuido a ese niño desamparado le corten la cabeza”, reza el texto hasta entonces privado.
Su último día fue el 3 de enero de 2020 cuando le alcanzó un ataque de la Fuerza Aérea estadounidense en las proximidades del aeropuerto internacional de Bagdad, ordenado por el entonces presidente Donald Trump.
En ese, considerado, su último combate, Soleimani se despidió del plano físico militar acompañado por Abu Mahdi Al-Mohandes, el comandante interino de las Unidades de Movilización Popular Iraquíes (PMU), conocidas como Hashd al-Shaabi.
Actualmente siguiendo las pautas de la convención 1973 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, la república islamica avanza con la etapa final del proceso judicial para enjuiciar a los autores de su asesinato.
La relatora especial del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, Agnès Callamard, informó oficialmente la violación cometida por Estados Unidos, lo cual fue publicado como un documento internacional permitiendo a Irán perseguir este caso.
Mientras tanto, el pueblo rinde homenaje a su héroe y las fuerzas de seguridad y el Gobierno, aseguran que el crimen no quedará impune.
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