Por Marta Denis Valle *
Colaboradora de Prensa Latina
Notable poeta, orador, periodista, escritor, maestro, traductor y diplomático, Martí reúne todos los atributos para ser considerado el más universal de los cubanos.
Guía y organizador de la Guerra de Independencia de 1895, murió el 19 de mayo de 1895 en el combate de Dos Ríos, actual municipio de Jiguaní, provincia Granma.
Breve resultó su paso por la vida, grandiosa su obra. Escribió para numerosos periódicos y revistas hispanoamericanos y de Nueva York, crónicas, reportajes, ensayos, prácticamente todos los géneros periodísticos y literarios, incluida la crítica de arte.
Martí trasciende de época por la valía de su creación literaria, ideario ético-revolucionario y vocación bolivariana. Llamó Padre al Libertador Simón Bolívar y Madre a América, Nuestra América, ″De América soy hijo -declaró-, a ella me debo″.
NACIMIENTO Y FAMILIA DE MARTI
El 28 de enero de 1853 vio la luz en Paula No. 41, en el segundo piso de aquella vivienda, hoy con el nombre de la madre Leonor Pérez No. 314, museo visitado a diario por centenares de personas, en su mayoría niños.
Leonor Pérez Cabrera (1828-1907), de Santa Cruz de Tenerife, Islas Canarias, llegó a Cuba con su familia a los 15 años de edad, alrededor de 1843. El padre Mariano Martí y Navarro (1815-1887), sargento primero del Real Cuerpo de Artillería, natural de Valencia, ingresó en el cuerpo en su ciudad natal en la década del 40 y en 1850 pasó a La Habana.
Ambos se conocieron en una fiesta donde simpatizaron, se hicieron novios; unieron sus vidas en febrero de 1852.
A pesar de todo, formaron una familia numerosa; el hogar humilde sufrió miseria y pesares; de los ocho hijos, uno solo fue varón, el mayor.
Recordemos sus nombres: José Julián, Leonor Petrona (cariñosamente Chata), Mariana Matilde (Ana), María del Carmen (La Valenciana), María del Pilar (Pilar), Rita Amelia (Amelia), Antonia Bruna y Dolores Eustaquia (Lolita) Martí Pérez.
De las muchachas, dos murieron temprano, las otras crecieron, se casaron, tuvieron hijos; el nieto número 21 nació el 6 de octubre de 1902.
Con pocos recursos económicos creció Pepe Martí, bajo la mirada amorosa de la madre y la recta moral del padre; desde niño ayudó a la familia y adolescente cargó grilletes y padeció destierro.
Las hermanas amaron entrañablemente a Pepe y él las quiso con delirio, como se quiere a los que están lejos pero permanecen en la mente y el corazón.
Fue un error creer que los familiares de Martí no lo secundaron en su campaña por la independencia, afirmó Raúl García Martí, uno de los sobrinos, quien publicó Biografía familiar (La Habana, 1934).
El 18 de mayo de 1898, integró la expedición del vapor Florida un sobrino querido del prócer, Alfredo García Martí (1872-1947), cirujano dental, quien perteneció al Cuerpo de Sanidad, en el Departamento oriental, con el grado de teniente.
Quiso Martí que su hijo único fuera cubano como él; el 31 de agosto de 1878 arribó a La Habana con su esposa Carmen Zayas-Bazán, en estado de gestación; el 12 de noviembre nació José Francisco. Es la única foto de Martí sonriente, él tiene al pequeño en brazos.
Tan joven como su padre cuando se consagró a Cuba, José Francisco (1878-1945), el amado Ismaelillo de Martí, al saber de su muerte en combate, abandonó los estudios en La Habana y viajó a Estados Unidos con la decisión de seguir sus pasos.
Desde allí logró volver, con 18 años de edad, en una expedición mambisa que desembarcó en Banes, Oriente, el 21 de marzo de 1897; hizo la campaña con Baconao, el caballo regalo del general José Maceo que montaba Martí al morir.
Tuvo una actuación valiente en la toma de Las Tunas donde se hizo cargo de un cañón al morir su artillero el capitán Juan Miguel Portuondo; peleó en Guisa y en otros combates y en el sitio de Santiago de Cuba; fue ascendido a teniente el 30 de agosto de 1897 y a capitán el 15 de julio de 1898.
RENACIMIENTO DEL APÓSTOL DE LA INDEPENDENCIA
En la república neocolonial los políticos corruptos olvidaron su ejemplo mientras lo mejor de la juventud desde la década de 1920 levantaba sus banderas (Julio Antonio Mella, Rubén Martínez Villena, junto a fuerzas patrióticas).
El régimen dictatorial de Fulgencio Batista pretendió empañar su centenario pero la noche del 27 de enero de 1953, la juventud universitaria y obrera de la capital celebró la Marcha de las Antorchas desde la Colina Universitaria hasta la Fragua Martiana, cerca del Malecón habanero.
Entre la multitud sobresalieron varios bloques compactos, disciplinados, encabezados por Fidel Castro Ruz. Testigos recuerdan las voces que coreaban: «Revolución».
José Luis Tasende y Abel Santamaría organizaron los bloques de centenares de jóvenes revolucionarios martianos que desfilaron en La Habana, la víspera del centenario de su nacimiento.
Muchos de estos constituyeron la llamada Generación del Centenario que el 26 de julio de 1953 dio un viraje a la historia nacional, con los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, hecho que reinició la Revolución Cubana, la cual triunfó el Primero de Enero de 1959 y sigue hoy honrando a José Martí.
arb/MDV
*Historiadora y periodista cubana