La plataforma calificó ese flagelo de alarmante y señaló el aumento de la actividad de las bandas o pandillas, especialmente el uso de armas para llevar a cabo los ataques en escuelas u otras zonas.
Condenó públicamente el «comportamiento ilegal de algunos jóvenes que participan en estas actividades», mientras comentó que estos deben comprender su papel en la sociedad como columna vertebral de la nación y agentes del cambio progresivo.
Por tanto, estos actos de violencia y delincuencia suponen una grave amenaza para la seguridad del país, crean una atmósfera de inestabilidad que pone en peligro la paz, subrayaron en un comunicado.
Expusieron la falta de deportes y actividades recreativas en la comunidad, lo cual constituye una grave laguna que es necesario llenar, instaron.
Más de una decena de denuncias de agresores armados con sables en locales escolares, instalaciones para la práctica de ejercicios y áreas frecuentadas por jóvenes se registraron en estas islas gemelas en los últimos meses.
Políticos y el director de un colegio abordaron el alza de la violencia escolar en Antigua y Barbuda la semana pasada, al tiempo que funcionarios de educación ideaban estrategias para parar la situación.
El Gobierno trabaja en la propuesta al Parlamento de una nueva legislación, pero aclaró que la modificación tendría que pasar primero por una serie de canales.
En Antigua y Barbuda, al norte de las Antillas Menores con cerca de 93 mil habitantes, la violencia aparece como algo profundamente arraigado, hasta el punto de que es legal infligir castigos corporales no solo en el hogar, sino en todas las instituciones relacionadas con el desarrollo de los niños.
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