El mandatario planteó a los legisladores durante su discurso sobre el Estado de la Unión, el mes pasado, que su iniciativa reducirá el déficit y extenderá la solvencia del Fondo Fiduciario de Medicare, el programa de cobertura de seguridad social administrado por el gobierno, “al hacer que las grandes corporaciones ricas comiencen a pagar su parte justa”
En esta misma línea, el gobernante propuso posteriormente un nuevo impuesto a los hogares acaudalados por el cual las personas y las familias con un patrimonio superior a los 100 millones de dólares pagarían un 20 por ciento sobre los ingresos y las ganancias no realizadas de activos líquidos, como acciones.
Asimismo, la Casa Blanca dio a conocer el martes pasado una propuesta para aumentar el gravamen adicional de Medicare sobre los ingresos ganados y no ganados por encima de 400 mil dólares del 3,8 por ciento al cinco por ciento.
Antes tales propuestas, algunos republicanos respondieron que el presupuesto de Biden estará muerto cuando el presidente lo envíe formalmente al Capitolio.
El líder del Senado, Mitch McConnell, expresó que el pueblo estadounidense puede agradecer a la Cámara de Representantes dominada por una mayoría conservadora que los aumentos de impuestos propuestos por el gobernante “no verán la luz del día”.
Acorde con un análisis del diario The Hill, el mandatario tiene pocas posibilidades de promulgar los aumentos de impuestos diseñados dado el control republicano de la Cámara Baja, pero sirven como una posición de negociación inicial en las conversaciones con el presidente de esa instancia para aumentar el límite de la deuda.
Por su parte, el líder de la mayoría del Senado, Chuck Schumer, estimó que la iniciativa del gobernante reduciría el déficit en dos billones (un millón de millones) de dólares.
El próximo año fiscal de Estados Unidos iniciará en octubre, y desde hace meses se aviva un debate entre los miembros de gabinete con los legisladores republicanos sobre si recortar gastos o aumentar los ingresos para lograr la reducción del déficit durante una década.
El Departamento del Tesoro refirió que el incumplimiento de los pagos de los adeudos federales podría ocurrir entre julio y septiembre, que se ha convertido en una fecha límite de facto para algún tipo de consenso para evitar posibles daños económicos.
Los republicanos han señalado a los recortes presupuestarios como su alternativa al bloqueo de la legislación para elevar el techo de la deuda de Estados Unidos.
Si el gobierno federal se viera obligado a dejar de pagar sus préstamos, la solvencia del país quedaría dañada, advierten expertos.
mem/ifs