Las tasas de ese indicador crecen al ritmo más rápido registrado en medio siglo en el país, como resultado de los estragos causados por las armas, las drogas y los accidentes automovilísticos, reseñó el diario The Hill, que cita los resultados de una investigación publicada en la revista especializada Journal of the American Medical Association.
“Estamos en un punto en el que la amenaza para la salud de los niños no proviene de un microorganismo o una célula cancerosa. Viene de balas, drogas y autos”, dijo Steven Woolf, de la Universidad de la Mancomunidad de Virginia, autor principal del informe.
Las muertes relacionadas con la Covid-19, señaló, solo representaron solo una pequeña fracción del aumento de la mortalidad infantil en 2020 y 2021.
El análisis encontró que las tasas de suicidio entre los niños comenzaron a subir desde 2007, mientras que los homicidios pediátricos muestran un repunte desde 2013, y los decesos por sobredosis experimentaron una tendencia al ascenso a partir de 2019.
A juicio de Chris Rees, profesor asistente de medicina de emergencia en el Departamento de Pediatría de la Universidad de Emory, lo que más llama la atención del análisis son las causas prevenibles de los decesos en gran parte de la población más joven.
El especialista realizó una extensa investigación que reveló cómo las muertes por armas de fuego aumentaron un 45 por ciento entre 2004 y 2021.
Las ventas de estos dispositivos se incrementaron durante la pandemia, descubrió Rees, con más de siete millones de estadounidenses comprando sus primeras armas y exponiendo a millones de cónyuges e hijos a estos aparatos letales en sus hogares.
“Tenemos más armas de fuego que personas en este país, y tenemos muchas más armas de fuego por persona que cualquier otro país del mundo que tenga datos sobre la posesión de armas de fuego”, especificó Robert Allan Hummer, profesor distinguido de sociología Howard W. Odum en la Universidad de Carolina del Norte.
Los homicidios entre niños aumentaron en dos quintas partes entre 2019 y 2021, y la mayoría de las muertes involucraron armas, según datos de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades.
Muchos más varones mueren a causa de la violencia causada por estos aparatos, y los menores afrodescendientes mueren en tasas más altas, según la investigación.
El análisis halló que los jóvenes negros representaron dos tercios de las víctimas de homicidios de 10 a 19 años.
Acorde con el sitio Gun Violence Archive, en lo que va de 2023, 373 menores de 17 años perdieron la vida por un arma de fuego en Estados Unidos, mientras 893 resultaron heridos.
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