Mientras la conmoción sacudía a buena parte de la ciudadanía, los legisladores de Florida, en su mayoría republicanos, aprobaron un proyecto de ley que permitiría a las personas portar armas de fuego ocultas sin licencias, capacitación o verificación de antecedentes.
La propuesta se convertirá en ley una vez que la firme el gobernador Ron DeSantis, quien previamente estimó que un derecho constitucional no debería requerir una hoja de permiso del gobierno, en referencia a la Segunda Enmienda de la constitución del país.
Hasta la fecha, 25 estados de la nación, nueve más que en 2020, tienen ya algún tipo de ley de porte sin permiso, y todo parece indicar que en breve Florida ostentará el número 26.
También en fecha similar, no muy lejos de allí, los republicanos de la legislatura de Carolina del Norte dieron un paso parecido al de sus vecinos cuando anularon un veto del gobernador del territorio, con el fin de debilitar las leyes sobre control de armas en el estado.
En esa región ya no se pedirá a las personas obtener un permiso, que incluye una verificación de antecedentes por delitos como violencia doméstica, para comprar uno de estos artefactos letales.
Alegando que a partir de ahora el estado será menos seguro, los demócratas se opusieron a la anulación, que eliminó de un plumazo un sistema de permisos con un siglo de antigüedad.
“Aunque seis familias se despertaron esta mañana en Nashville afligidas por la pérdida de sus hijos y seres queridos, hoy estamos aquí para facilitar que las personas empeñadas en causar una carnicería masiva compren un arma”, expresó Sydney Batch, senador demócrata de Carolina del Norte.
Estos estados son los últimos pero no los únicos donde gana en intensidad la fuerza ejercida por los defensores de dichos dispositivos mortales.
En Kentucky, Ohio, Nebraska, Texas y Virginia, los republicanos presionaron este año para limitar las zonas libres de armas, eliminar las verificaciones de antecedentes y revertir las leyes que persiguen quitar esos aparatos a quienes representan un peligro para ellos mismos o para los demás, según un recuento divulgado por The New York Times.
Según refirió Jacob Charles, profesor especializado en leyes de armas de fuego en la Facultad de Derecho Pepperdine Caruso, Estados Unidos vive la expansión más rápida de las facultades de portación a nivel estadual jamás vista.
El escenario de la tragedia más reciente también tiene su propio historial en facilitar el acceso a esos dispositivos.
En los últimos años, los republicanos en la legislatura de Tennessee aprobaron una serie de medidas que debilitaron las regulaciones, eliminaron algunos requisitos de permisos y permitieron que la mayoría de los residentes porten armas cargadas en público, sin una autorización, capacitación o verificaciones especiales de antecedentes.
“Si esos artefactos nos hicieran más seguros, la región sería uno de las más seguras del país. En cambio, tenemos uno de los peores problemas de violencia armada en Estados Unidos”, dijo a propósito de la tendencia el representante del estado Bo Mitchell.
Según revelaron las autoridades policiales después de la tragedia de la escuela primaria de Nashville, la tiradora de 28 años Audrey Elizabeth Hale compró las siete armas que tenía legalmente, posibilidad que algunos atribuyen a las políticas laxas vigentes allí.
Así, en tanto las normas favorecen una mayor proliferación de las balas, en lo que va de año, 418 niños menores de 17 años perdieron la vida en el país por causa de estas.
La estadística refrenda un panorama sombrío para una nación donde, desde 2020, las armas de fuego superaron a los accidentes automovilísticos como la principal causa de muerte de los infantes, según la Revista de la Asociación Médica Estadounidense.
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