Según la comunicación del grupo gubernamental de trabajo en situación de emergencia, el TPLF mató a 22 personas como parte de un grupo de homicidios selectivos en la septentrional región, además de secuestrar a otras 20 y herir a cuatro.
Igualmente siguen incendiando casas y disparando contra los hogares, entre otros atentados, agrega la acusación de la entidad.
Los combatientes de esa organización, subraya, dicen luchar por el pueblo de Tigray pero participan en la destrucción de propiedades, cometen otros crímenes y entorpecen las gestiones para devolver la legalidad y estabilidad a la región.
Las autoridades federales y el gobierno regional interino mantienen su compromiso de restablecer el orden constitucional y responsabilizar a los autores materiales y promotores de los abusos y masacres perpetrados durante los últimos meses, asegura.
El Frente, acusado de violar la Constitución, entre otros muchos delitos, atacó al Comando Norte de la Fuerza de Defensa Nacional en noviembre último y el primer ministro, Abiy Ahmed, respondió con una ofensiva militar para neutralizarlo.
Tras la entrada del ejército federal a Mekelle, capital de la jurisdicción, el 28 de noviembre Ahmed declaró concluida la maniobra, pero seis meses después integrantes del TPLF permanecen prófugos y todavía suceden algunos enfrentamientos armados.
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