Durante una conferencia de prensa conjunta con su similar germano, Heiko Maas, el funcionario norteamericano señaló aquí que, como antes, Washington ve en el proyecto de gasoducto una amenaza para la seguridad energética europea y para Ucrania.
Ante los intentos de la Casa Blanca de torpedear la terminación del Nord Stream 2, mediante la aplicación de sanciones contra empresas involucradas en esa obra, Berlín denunció el carácter extraterritorial de esas medidas.
Blinken insistió en calificar de proyecto político al mencionado gasoducto que llevará 55 mil millones de metros cúbicos anuales de gas natural desde terminales rusas hasta instalaciones en Alemania, a través del mar Báltico.
El presidente ruso, Vladimir Putin, rechazó en varias ocasiones las supuestas versiones de una motivación política del referido gasoducto y subrayó su carácter meramente comercial.
Putin también denunció el interés de Washington por entrar al mercado energético de Europa con la venta de su gas de esquisto de forma licuada, un producto mucho más costoso para la economía de esa región, estiman aquí expertos.
Al mismo tiempo, Blinken reconoció la imposibilidad de continuar con las acciones emprendidas en tiempos del expresidente Donald Trump contra el Nord Stream 2, pues resultaría imposible frenar una construcción casi terminada.
Vamos a tratar de sacar algo positivo de esta situación, señaló el jefe de la diplomacia estadounidense, quien viajó al menos tres veces en este año a Europa en busca de recomponer los lazos bilaterales, dañados durante la administración de Trump.
Pese a afirmaciones de Blinken sobre la difícil situación energética para Europa cuando se construya el Nord Stream 2, la prensa local llamó la atención sobre la participación de más de una decena de empresas europeas en esa obra.
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