Tras 10 días de diálogo en Sudáfrica con la mediación del expresidente de Nigeria Olusegun Obasanjo, enviado especial de la Unión Africana (UA), ambas partes anunciaron el cese de las hostilidades.
Además del alto el fuego, el pacto comprendió el reinicio de la ayuda humanitaria a la población de la jurisdicción y la sanación y reconciliación, como pilares para preservar la soberanía e integridad.
Con motivo de la fecha, el presidente de la Comisión de la UA, Moussa Faki Mahamat, felicitó a Addis Abeba por el acuerdo que hasta la fecha ha impulsado consultas populares con vista a un diálogo nacional el próximo año para identificar las causas del conflicto y evitar discrepancias en el futuro.
De manera paralela, se desarrollaron las Opciones de Política Transicional con más de 50 debates en todas las regiones del país para recoger aportes y tener opciones para el documento final que se espera contribuya a la paz, la reconciliación y la justicia sostenibles.
En el marco de esa iniciativa, serán tratados los cargos penales contra líderes civiles y militares del TPLF por delitos cometidos durante el conflicto armado con el gobierno.
Un comunicado del Ministerio de Justicia así lo confirmó el 29 de marzo pasado y precisó que los procesos abiertos fueron retirados en conformidad con el Artículo 6 (3) (e) de la Proclamación No. 943/2008, el cual regula este tipo de decisiones teniendo en cuenta un interés público y previa consulta con el primer ministro.
Por otra parte, la Cámara de Representantes de los Pueblos (parlamento), en sesión extraordinaria realizada el 22 de marzo pasado, eliminó al Frente de la lista de terroristas, incluido desde mayo de 2021.
Los avances en la implementación del acuerdo de paz son reconocidos por la comunidad internacional y, según Mahamat, es una experiencia a aplicar en la región para la resolución de conflictos internos.
“Etiopía conoce el precio de la guerra y la paz, y posee la sabiduría y experiencias colectivas para reconstruir mejor y más fuerte”, afirmó durante un evento realizado en abril pasado para reconocer a las personas e instituciones que participaron en el acuerdo de paz.
A su juicio, son estas cualidades las que han cimentado las credenciales de Addis Abeba como líder en nuestra Unión, al tiempo que reconoció que queda mucho por hacer en el proceso de diálogo político, la justicia transicional, el desarme, la desmovilización y la reintegración de los excombatientes.
Obasanjo, en calidad de Alto Representante de la UA para el Cuerno de África, también reconoció la valentía de la dirección del TPLF en la implementación de ese acuerdo.
“Desde el despliegue del mecanismo de Monitoreo, Verificación y Cumplimiento para verificar la implementación del acuerdo de cese de hostilidades, continuamos registrando avances positivos en el campo, gracias a la voluntad de las partes y la población en general”.
En la misma línea se pronunció el expresidente de Kenya Uhuru Kenyatta al resaltar que el proceso de Etiopía testimonia que los africanos pueden resolver sus propios problemas por sí mismos, una experiencia para el resto de África para garantizar la paz y el desarrollo en el continente.
“Cuando se silencien las armas, la paz volverá”, enfatizó Kenyatta al tiempo que apreció el liderazgo del primer ministro etíope, Abiy Ahmed, y las medidas adoptadas por el gobierno para que el proceso sea fructífero. La estabilidad actual posibilita que inversores extranjeros exploren las oportunidades de negocios en los diferentes renglones económicos y, en materia de política exterior, restablecer las relaciones diplomáticas con importantes socios como la Unión Europea.
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