Estos temas centraron la intervención el martes pasado ante la Cámara de Representantes del Pueblo (parlamento) del primer ministro Abiy Ahmed, al responder preguntas sobre las principales prioridades y planes del gobierno para el año fiscal 2023/2024, presentados por la presidenta Sahle-Work Zewd en octubre pasado.
Ahmed advirtió que las narrativas negativas no construyen una nación en referencia a los conflictos internos actuales en el país.
“Etiopía no solo tiene una historia política. Esto parece ser lo que más nos ocupa. También tenemos una rica historia social y centrarnos demasiado en nuestra historia política nos desequilibrará. Por lo tanto, es importante equilibrar nuestros lentes históricos”, consideró.
Sobre las áreas en disputa entre las regiones norteñas de Amhara y Tigray, recordó que el gobierno considera seguir la decisión del referéndum para resolver los problemas, sin descartar el apoyo a una solución mejor para lograr una paz duradera desde los propios estados regionales.
Para lograr la tan anhelada paz duradera, el primer ministro etíope dijo que la oportunidad que brinda el Diálogo Nacional previsto para el próximo año es inmensa y no deben perderla.
Este proceso, junto al de justicia transicional, ha involucrado a todos los sectores de la sociedad mediante consultas populares para identificar los problemas de larga data y las causas que podrían generar discrepancias en el futuro. Asimismo, busca justicia para las víctimas con el objetivo final de lograr un consenso.
Por otra parte, aseguró que la membresía de Etiopía en el Grupo Brics (Brasil, Rusia, India, China e India) ayudará a participar activamente en la cooperación Sur-Sur y obtener beneficios económicos de ese grupo de muchas maneras.
Recordó que el país africano es un actor importante en ese marco de colaboración y reafirmó el compromiso de trabajar con todas las naciones del mundo en función de su política exterior, al referirse que esa adhesión no debe confundirse con una decisión de dejar de lado a quienes no forman parte del bloque.
Siguiendo la línea diplomática, el jefe del gobierno etíope explicó que la política exterior tiene en cuenta el interés nacional y la soberanía de la nación, así como la situación geopolítica, histórica y económica. “La política exterior prioriza a los países vecinos y considera la cooperación futura con los países de la región”.
En cuanto al acceso al Mar Rojo, abordó el surgimiento de muchas teorías y análisis de conspiración tras el anuncio de Etiopía de la búsqueda de una salida al mar. Recalcó, en ese sentido, el camino del diálogo basado en reglas comerciales y no de manera agresiva.
Mencionó que Etiopía tenía una población de alrededor de 47 millones de habitantes y hace treinta años poseía dos puertos marítimos y, después de ese tiempo, llegó a estar en condiciones de utilizar dos puertos gracias a un acuerdo comercial.
Pero el conflicto con Eritrea obligó a la nación a limitarse únicamente al puerto de Djibouti en base a un acuerdo comercial, continuó.
“Si se obstruye el acceso de Etiopía al puerto de Djibouti, se interrumpirá la importación de combustible, fertilizantes y otros bienes esenciales a través del puerto y esto, a su vez, afectará a las actividades económicas generales del país. Por eso Etiopía busca otras alternativas para tener acceso al Mar Rojo”, subrayó.
Otras afectaciones enumeradas fueron el aumento de inmigrantes etíopes indocumentados a varios países de Oriente Medio y África, la obstaculización del crecimiento y desarrollo económicos en un intento de buscar la comprensión de otros países sobre la necesidad del acceso al mar.
El primer ministro etíope pidió a los países del Cuerno de África, del resto del continente y del mundo en general que consideren la verdadera naturaleza del interés y los problemas que enfrentan actualmente.
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