El documento ofrece una imagen detallada de cómo esas personas, que constituyen casi el cinco por ciento de la mano de obra mundial, son una parte esencial de la economía global, también incluye previsiones regionales para África, las Américas, los Estados Árabes, Asia y el Pacífico, Europa y Asia central.
Los trabajadores migrantes contribuyen con el crecimiento y el desarrollo de los países de destino, mientras que los de origen se benefician de las remesas y de sus competencias, no obstante, el proceso de migración implica desafíos complejos en términos de gobernanza, protección, vínculos entre migración y desarrollo, y cooperación internacional.
A finales de 2020 la OIT estimó que la remuneración de los migrantes en los países de renta alta es una media del 13 por ciento por debajo de la de los nacionales, aunque en determinadas naciones esa diferencia alcanza el 42 por ciento.
La directora del Servicio de Migraciones Laborales de la agencia, Michelle Leighton, lamentó entonces que con frecuencia esos trabajadores enfrentan una desigualdad de condiciones en el mercado laboral, en materia de salarios, acceso al empleo y formación, condiciones de trabajo, seguridad social y derechos sindicales.
En los países desarrollados son más proclives a tener un trabajo precario, además de que el 27 por ciento tiene contratos temporales y el 15 por ciento parciales.
Los trabajadores migrantes se desempeñan básicamente en el sector primario de la economía, particularmente en la agricultura, pesca, y silvicultura, también en actividades del sector secundario, como la construcción, la extracción de minerales, así como en la producción y suministro de electricidad, gas y agua.
ga/crc/cvl