Así trascendió durante la 41 sesión extraordinaria de la Asamblea de Jefes de Estado y de Gobierno de la Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo (IGAD) celebrada en esta capital, durante la cual también fueron abordados temas de importancia regional e internacional como seguridad, comercio, infraestructura, energía y cambio climático.
El primer ministro etíope, Abiy Ahmed, agradeció en su cuenta de la red social X, anteriormente Twitter, al presidente yibutiano, Ismail Omar Guelleh, por acoger el cónclave que una vez más analizó la crisis en Jartum y reiteró el compromiso de Addis Abeba en apoyar una resolución pacífica.
Por su parte, Guelleh, en la misma plataforma digital, pidió un alto el fuego inmediato en el vecino país. “La violencia amenaza la existencia del país y la estabilidad regional. La cumbre de hoy es un rayo de esperanza. Sudán necesita paz”, precisó.
El 10 de julio pasado, Ahmed presidió la reunión del Cuarteto IGAD para discutir una solución pacífica para el conflicto en Sudán.
Como miembros del ente regional africano, junto a Eritrea, Somalia y Uganda, acordaron resolver los enfrentamientos entre las Fuerzas Armadas y la Fuerza de Apoyo Rápido (RSF) que desde el 15 de abril pasado ocurren en Jartum.
La reunión daba cumplimento a un acuerdo adoptado durante la decimocuarta sesión ordinaria de la Asamblea de Jefes de Estado y de Gobierno de la IGAD, realizada el 12 de junio pasado aquí.
En la declaración final de esa reunión, se acordó establecer una cooperación con otros actores implicados en la búsqueda de la paz, como la Unión Africana, las Naciones Unidas, la Liga Árabe y la Unión Europea, así como Estados Unidos y Arabia Saudita.
Los enfrentamientos en Sudán estallaron el pasado 15 de abril por contradicciones en medio de un proceso de integración de las RFS, lideradas por Mohamed Hamdan Dagalo, vicepresidente del Consejo Soberano de Transición, al seno de las Fuerzas Armadas; y el jefe del Ejército y presidente del CST, Abdelfatá al Burhan.
Ambos con grado de general, se han disputado el control del país después del derrocamiento en 2019 del presidente, Omar al Bashir.
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