Así lo expresó la presidenta de Etiopía, Sahle-Work Zewde, al intervenir en la ceremonia del prelanzamiento del tema de año 2024 de la UA: “Educar para el siglo XXI: Construir sistemas educativos resilientes para aumentar el acceso a un aprendizaje inclusivo, de calidad y pertinente en África”.
Zewde recordó que el mundo y, de hecho, el continente africano enfrenta desafíos formidables para garantizar una educación inclusiva, justa y sostenible futura. Las desigualdades persisten, las divisiones son cada vez más profundas y el conflicto tiene consecuencias devastadoras para seguir centrando nuestros esfuerzos de desarrollo, subrayó.
Alertó también sobre los ecosistemas más abrumados y exacerbados por el rápido crecimiento demográfico y la urbanización, además de que la innovación tecnológica está alterando la vida cotidiana a un ritmo cada vez mayor.
“Podemos compartir futuros más justos, inclusivos y sostenibles. El conocimiento, el aprendizaje, la educación son claves para cambiar de rumbo”, aseguró.
Al referirse a la 37 Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la UA que comenzará mañana aquí con el mismo tema, dijo que dio un nuevo impulso a la movilización de la comunidad internacional y a la comunidad educativa.
La mandataria etíope reiteró la necesidad de aumentar la financiación de la educación, la formación y la investigación, pero, para transformar verdaderamente el sector, no bastará con hacer más de lo mismo.
Para transformar el futuro de África necesitamos una educación diferente, necesitamos repensar nuestros modelos y enfoques educativos, reflexionó. La persistente exclusión educativa en todo el continente simplemente no es aceptable cuando desafíos son graves y están bien documentados.
“Si bien tenemos la mayor proporción de jóvenes del mundo, uno de cada cinco niños está fuera de escuela primaria, casi seis de cada diez adolescentes no han terminado la escuela secundaria y la proporción de jóvenes que no trabajan ni estudian ni reciben formación en el África subsahariana ha empeorado en los últimos diez años”, reveló.
En esa misma línea, dijo que el acceso a la enseñanza superior es dramáticamente bajo, con tasas de matrícula cuatro veces menores que el promedio mundial del 40 por ciento, mientras que solo alrededor del 0,6 por ciento del Producto Interno Bruto es invertido en investigación y desarrollo, tres veces menos que el promedio mundial, lo cual debe cambiar.
La oportunidad única que representa este año de la educación de la Unión Africana en términos de política y la movilización social para renovar el contrato social para la educación en África no puede ser omitido, concluyó.
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