Esa demanda es parte de una conspiración en curso con el propósito de poner en peligro la seguridad nacional e intentar socavar la soberanía del país, según una notificación de la estatal agencia de noticias ENA.
Abrir un corredor en un estado soberano es, esencialmente, inaceptable por cualquier medio y, además, fue revelado recientemente la detención de más de 300 terroristas que ingresaron ilegalmente a la nación desde territorio sudanés, señala.
Muchos analistas, apunta, consideran que la visita a Sudán y Etiopía de la administradora de la Usaid, Samantha Power, podría ser parte de la conspiración para ejercer presión sobre el estado etíope en este asunto.
Se trata de un complot que emana del deseo de contrabandear armas con el Frente de Liberación Popular de Tigray (TPLF, siglas en inglés), no de viabilizar y asegurar una asistencia humanitaria de emergencia, denuncia.
Asimismo, critica la posición de varios países respecto al conflicto armado entre el TPLF y las Fuerzas de Defensa Nacional, especialmente después del armisticio establecido por el gobierno.
Sorprendentemente, los occidentales no han declarado todavía que el Frente debe poner fin de inmediato a la devastadora guerra que libra en el norte, para poder llevar ayuda a millones de personas sin problemas, manifiesta.
Tampoco, agrega, lo presionaron para que salve a los ciudadanos de la hambruna, mientras el grupo terrorista bloquea el acceso a los principales corredores humanitarios a través de los estados regionales de Afar y Amhara, con continuos actos de provocación.
Etiopía abrió varias rutas alternativas, incluidas las de Afar y Amhara, y también empleó el transporte aéreo desde Addis Abeba para ayudar a Tigray, recuerda.
Sin embargo, las potencias occidentales, incluido Estados Unidos, guardaron silencio sobre el terrorismo del TPLF, que bloquea la ayuda humanitaria, y ahora presionan para abrir otro corredor que pone en peligro la seguridad etíope, puntualiza.
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