Guterres solicitó acceso humanitario sin ninguna restricción al norte del país y el restablecimiento de los servicios públicos en las áreas afectadas por la criminalidad del Frente de Liberación Popular de Tigray (TPLF) y su enfrentamiento contra el ejército federal.
Asimismo, exhortó a establecer una mesa de diálogo, dirigido por las autoridades oficiales, con el propósito de encontrar una solución razonable, consensuada y pacífica a los problemas que afectan la estabilidad de esta nación ubicada en el denominado Cuerno Africano.
Con frecuencia, desde abril de 2018, el gobierno etíope sostiene encuentros con representantes de partidos políticos, organizaciones civiles y líderes religiosos, para intercambiar opiniones acerca de la seguridad, el desarrollo económico y la construcción de la democracia, entre otros temas.
Las más de las veces, el TPLF (siglas en inglés) eludió el diálogo y en noviembre pasado atacó al ejército federal en Tigray, a lo que el primer ministro Abiy Ahmed respondió con una ofensiva militar para neutralizar su beligerancia. Desde entonces hay un gobierno provisional allí, comenzaron procesos judiciales contra líderes del Frente y el gobierno rechaza cualquier negociación con el grupo, presunto responsable de violaciones de los derechos humanos y declarado terrorista por el Parlamento.
A finales de junio último, las autoridades federales decretaron un armisticio para facilitar las labores agrícolas durante la temporada de lluvia y garantizar la asistencia humanitaria, pero el TPLF lo rechazó.
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