El texto ‘Guerra en Tigray: La única diferencia con el genocidio en Ruanda es el número de muertes’, únicamente muestra los intereses del Frente de Liberación Popular (TPLF), denunció la representación etíope en Ginebra.
Asimismo, criticó al autor por denominar la operación del estado para restablecer el orden territorial, ‘un conflicto brutal que asola el norte de Etiopía’, y cuestionó la exclusiva divulgación de testimonios de simpatizantes del Frente.
Debió presentar, señaló, una visión equilibrada, con opiniones de varias organizaciones, pero o no tenía suficiente información sobre la gestión gubernamental o, tal vez, quería desinformar.
Ni siquiera hizo gestiones para verificar y comprender la opinión del gobierno. ¿No es eso lo que debe hacer un periodista antes de llegar a conclusiones y presentar sus historias?, cuestiona la declaración.
Con un poco de investigación, indica, habría descubierto las destrucciones de carreteras, puentes, equipos de servicios básicos, el aeropuerto y otras infraestructuras realizadas por el TPLF (siglas en inglés).
Están disponibles, asegura, grabaciones de los actos vandálicos y también de camiones de medicamentos retenidos o robados de los hospitales.
Luzerner Zeitung debe saber que la crisis surgió cuando el Frente atacó la Fuerza de Defensa Nacional y violó la Constitución, como parte de sus propósitos de socavar los cambios promovidos por el Primer Ministro, apunta.
Explica, además, que pese a encuentros con líderes políticos, religiosos y comunitarios, no pudo evitarse el enfrentamiento armado debido al sinnúmero de delitos cometidos por ese partido.
Durante la operación, asegura, fueron adoptadas medidas para proteger a la población civil y, aunque no pueden negarse daños colaterales, sí puede asegurarse que son mínimos.
La misión, por otra parte, informó que las personas con necesidad de asistencia humanitaria en Tigray suman más de 2,5 millones, y el gobierno, junto a organizaciones nacionales e internacionales, realiza esfuerzos para ayudarlas a todas.
También inició la investigación de violaciones de derechos humanos, incluidos abusos sexuales y la masacre de Mai Kadra, perpetrada por grupos de jóvenes que organizó el TPLF bajo el nombre de Samri, añadió.
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