Ahmed, en el cargo desde el 2 de abril de 2018, juró ante el presidente del Tribunal Supremo, Meaza Ashenafi, servir a los intereses nacionales de manera fiel y con todas sus fuerzas, durante la ceremonia de formación del gobierno.
Con más de 37 millones de votantes, 47 partidos contendientes y nueve mil 300 candidatos, el pasado 21 de junio fueron realizadas las elecciones generales, legitimadas por la Junta Nacional Electoral y calificadas de manera positiva por varios observadores internacionales.
Por dispares razones el proceso electoral no pudo efectuarse entonces en Ogadén y Harari, y tampoco en áreas de la región de las Naciones, Nacionalidades y Pueblos del Sur, pero el 30 de septiembre último fue completado en esos estados.
El Partido de la Prosperidad, liderado por Ahmed, ganó los comicios, aplazados más de una vez, tras un proceso que intentaron boicotear algunos partidos políticos, principalmente el Frente de Liberación Popular de Tigray (TPLF, en inglés), declarado grupo terrorista por el Parlamento.
Aplaudido por sus gestiones en conflictos de África Oriental y el pacto de paz con Eritrea, el Primer Ministro también es reconocido por liderar reformas económicas nacionales, además de reconstruir la Junta Nacional Electoral y la Comisión de Derechos Humanos.
El conflicto con el TPLF, el fortalecimiento del sistema federal, la creación de empleos y atención a los desplazados, respuestas a necesidades de salud, educación y seguridad social, deben ser algunas prioridades de su gestión.
La agenda gubernamental también comprenderá la solución de la negociación con Egipto y Sudán por la Gran Presa del Renacimiento, la paz e integración económica regional y el diferendo fronterizo con las autoridades sudanesas, entre otros.
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