Ciudad de Guatemala (Prensa Latina) Hace algunos años atrás se hablaba de “revolución socialista”. Hoy se habla de “progresismos”. En décadas pasadas no se les tenía miedo a las palabras “poder o movilización popular”, “gobierno de los pobres”, “democracia de base”. Hoy parece que todo eso se ha trocado en “participación ciudadana”, “democracia” (entendiendo por tal la democracia participativa), “ciudadanía” y “gobernabilidad”. “¡A desalambrar, a desalambrar!”, se pedía en un canto motivador un tiempo atrás; hoy, con saco y corbata, o con tacones y joyas, se habla del respeto a la propiedad privada, de una economía “con responsabilidad social”. ¿Qué pasó con aquel ideario de cambio, de profundas transformaciones revolucionarias? Los progresismos que vivimos en Latinoamérica ¿constituyen un avance o un retroceso en términos político-sociales?