Es mayo de 2022, y el cielo está parcialmente nublado sobre la calle Andersa Uno -a ratos cae una ligera llovizna-, pero a Cirilo y Nuevo poco les interesa ese detalle y sonríen a carcajadas mientras revisan Facebook y dialogan con sus amigos y familiares en la isla caribeña.
También se escucha música en la habitación doble: el rapero estadounidense Chris Brown ameniza la tarde de las finalistas olímpicas de Tokio 2020, que acaban de brillar en la Copa del Mundo de Racice, República Checa, y aspiran a conservar el ritmo -dentro de unas horas- en un certamen similar en la ciudad de Poznan.
Sus sueños no tienen límites gracias a esa frescura propia de la juventud y, a su vez, quieren cumplirlos juntas, “como amigas, hermanas y compañeras de bote”, coinciden casi al unísono en la conversación iniciada a través de WhatsApp.
Cirilo, de 20 años, está renuente a enviar mensajes de voz, aunque su tono grave insinúe que se trata de una locutora; al tiempo que Nuevo (19), después de coordinar los pasos de la entrevista, deja audios a la velocidad del jamaicano Usain Bolt, el deportista favorito de ambas, una de las tantas cosas que tienen en común.
En términos estrictamente deportivos, la primera es la líder de lo que aparenta ser la mejor generación femenina del canotaje cubano; la segunda deviene el complemento ideal para llevar a puerto seguro todos los designios marcados en el presente ciclo competitivo.
La travesía tendrá varias paradas; empero, el puerto donde planean atracar con la fuerza de huracán categoría cinco, queda en París y será en 2024 cuando este dúo dinámico navegue el Sena o sus afluentes en pos de escalar el Olimpo.
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CIRILO VISTE DE FRAC
El color favorito de Yarisleidis Cirilo es el rojo, y la elección parece perfecta si nos atenemos a la simbología descrita: encarna la sangre, el fuego, el calor, la pasión, la acción y la fuerza.
Nada de lo anterior se aleja de la personalidad de esta muchacha nacida en la provincia de Guantánamo, cuya calma y aplome poco encajan con su edad y la euforia que la mayoría exhibe cuando conquista el techo del planeta en el entorno atlético.
Sus inicios deportivos tienen una contradicción geográfica: comenzó a entrenar en el combinado Costa Rica, perteneciente al municipio de El Salvador, y ahora es capaz de mostrar su talento en cuanto territorio acoja eventos de canotaje.
De apenas 61 kilogramos de peso, que contrastan con sus 173 centímetros de altura, la piragüista obvia la experiencia de sus principales rivales y surca las aguas con una potencia que la posiciona hoy como uno de los estandartes de la mayor de las Antillas.
Las palabras de Cirilo pueden sonar altaneras; sin embargo, los resultados hablan por sí solos y evidencian un desarrollo supersónico que advierte la cercanía de algunos de sus designios.
Hace apenas dos semanas, en Racice, sumó dos oros en el C1-200 y C2-200, además del subtítulo en el C2-500, y derrotó, entre otras, a la canadiense Katie Vincent, monarca del orbe, y a la china Wenjun Lin y la española Antia Jancome, finalistas en la capital de Japón.
Mientras los amplios ventanales de cristal otorgan luz natural a su figura en el Novotel, ella se rinde ante las preguntas y deja claro que debe mejorar algunos aspectos técnicos y adquirir mayor fuerza, aunque su embarcación parezca impulsada por un motor fuera de borda.
Mas, horas después del diálogo y pese a esos detalles que planea pulir con el tiempo, la caribeña volvió a mostrarse inmensa en la referida Copa del Mundo de Poznan, al llevarse tres coronas en el monoplaza (C-1) a 200 y el biplaza (C-2) a 200 y 500, en compañía de Nuevo.
Pletórica de confianza, escribió un día antes: Quiero prepararme bien para París 2024 y representar a mi país nuevamente en una competición de tan alto nivel. Allí, si Dios quiere y es su voluntad, escuchar nuestro himno nacional y me vean en el podio.
Cuentan las estadísticas que Cuba computa un premio dorado y tres de plata en el canotaje olímpico. Todos los galardonados son hombres, de ahí que Cirilo persiga lo inédito: una especie de «afrenta» a la historia.
LO NUEVO ES BUENO
Katherine Nuevo tiene muchas pasiones, tantas que utiliza más de 10 audios para cumplir la petición de ser minuciosa: cazar, leer, cocinar, disfrutar de la naturaleza, escuchar música… y vencer, este último detalle deja al desnudo su alto nivel de competitividad.
Ríe cada cinco segundos -o menos-, incluso si se autodescribe y define como cariñosa, atenta y enemiga perenne de la hipocresía: Me gusta que hablen claro, espeta antes de recordar que empezó a practicar deportes a los seis años.
Suena seria cuando entra en juego su trayectoria y la aspiración de lograr una corona olímpica en sus modalidades predilectas, el C2 a 200 y 500 metros, en las cuales resplandece junto a Cirilo.
El cuarto del hotel no parece demasiado amplio, pues la voz de su compañera de fórmula aparece de fondo mientras Nuevo afirma tener algunos problemas técnicos y la necesidad de ser menos penosa para enfrentar diferentes circunstancias de la vida.
Quisiera ganar en confianza, explica la oriunda de Ciego de Ávila y reina en los Juegos Panamericanos Junior de Cali-Valle 2021, donde sacó una ventaja abismal a sus contrincantes en el Lago Calima, ubicado en el municipio de Darién, Colombia.
Hace 11 meses, en el Canal Sea Forest de la Bahía de Tokio, el binomio Cirilo-Nuevo arrancó bien en la regata final del C2-500, pero perdió vigor antes de cumplirse la mitad de la travesía para cerrar en un meritorio (y halagüeño) sexto escaño.
Esa actuación resultó lo mejor de siempre del canotaje femenino de la isla, que ovacionó las paletadas de oro de Serguey Torres y Fernando Dayán Jorge en el C2-1000 metros.
UNA PAREJA EXPLOSIVA
Cae la noche en Polonia, y el diálogo no debe extenderse, pero queda algo de tiempo para algunas precisiones y asuntos más generales, como la rutina diaria que las priva de vivir plenamente la juventud.
De forma somera, Cirilo cuenta que “todos los días nos levantamos a la 06:15, hora de Cuba, calentamos, caminamos hacia la casa de botes y nos lanzamos al agua a hacer kilómetros (km)”.
Pasar por el gimnasio es casi obligado, martes y jueves visitan el área de masajes y en las tardes más de lo mismo: remar, correr… un círculo vicioso esencial en pos de la gloria.
Solo los miércoles se levantan a las 04:00, porque deben ir al colegio y la Escuela Nacional de Remo y Canotaje José Smith Comas queda a más de 20 km de la zona urbana de La Habana.
En los ratos libres, las redes sociales se roban el show, apunta Cirilo en su único audio durante todo el diálogo, lo cual deja entrever cierto nivel de complacencia, cuando el sol quema en esta capital y la temperatura ronda los 20 grados Celsius en Poznan, cuartel general del canotaje cubano en el extranjero.
Rumbo a París 2024 la dupla transmite optimismo y parece estar lista para luchar por la quinta presea olímpica del país en la disciplina, tras el oro de Tokio y los tres subcampeonatos entre Sídney 2000 y Atenas 2004.
En la urbe australiana se colmaron de plata Ledys Frank Balceiro (C1-1000) y el binomio de Ibrahim Rojas y Leobaldo Pereira (C2-1000), mientras en la griega lo hicieron Balceiro y Rojas (C2-500).
Por ende, el caché de Cuba no es relato nuevo en materia de canotaje y las victorias en el presente tienen aroma de mujer.
arb/jdg