La urgencia de atemperarse a los tiempos pasó de opción a necesidad en aras de defender el prestigio de la isla, que, de a poco, vio estrechar -hasta perder- su dominio a nivel centroamericano y continental, mientras varias naciones hicieron uso de los talonarios para progresar.
El reto de los cambios devino punto de giro en el escenario atlético del país caribeño, que en 2013 dio luz verde a las firmas con clubes extranjeros y aprobó otras prácticas de remuneración para atletas, entrenadores y especialistas de la actividad física.
De acuerdo con las disposiciones, las estrategias tenían (tienen) objetivos bien marcados: perfeccionar el deporte, generar fuentes de ingresos, buscar calidad y rigor en las competencias, incrementar los salarios de manera gradual y asegurar que cada cual reciba lo que le corresponde según su trabajo.
Casi una década después, los principios del procedimiento siguen intactos, aunque -exponen muchos de los implicados- resta un largo camino por recorrer antes de llegar al sitio deseado, ese que otorgue la fortaleza para recobrar los peldaños perdidos en citas regionales.
«El que a hierro mata, a hierro muere», reza un viejo refrán que puede parecer traído por los pelos, aunque sirve para ilustrar la urgencia de no ir a contracorriente y hacer de los contratos una solución salomónica para solventar algunas de las dificultades que presenta hoy el escenario deportivo cubano.
LÍNEA DE SALIDA
Los inicios fueron liderados por el voleibol, el béisbol y el baloncesto en varias Ligas, pero actualmente existe una buena cantidad de representantes del fútbol, el softbol, el balonmano y el polo acuático.
En exclusiva con Prensa Latina, el director general del Alto Rendimiento del Instituto Cubano de Deportes (Inder), José Antonio Miranda, consideró que esta modalidad dio un salto de calidad a la actividad atlética en el país.
Según explicó el directivo, hay un grupo de trabajo en el organismo, que en estos momentos radica en la empresa Cubadeportes, con un conjunto de expertos, abogados y negociadores que se encarga de gestionar los contratos con las diferentes franquicias.
«Hoy el 80 por ciento del premio lo recibe el protagonista, el 15 por ciento es para los entrenadores y el cinco queda para los especialistas (médico, sicólogo). Además, se está respetando la moneda en que reciben ese premio, ya sea euros, dólares u otra divisa», comentó.
Miranda agregó que esos ingresos tributan al desarrollo de los deportes en cuanto a la compra de instrumentos y mejora de instalaciones, y puso como ejemplo al béisbol.
En este sentido, reconoció que otras Federaciones tienen una menor cuantía de ingresos, pero la colaboración se traduce en ocasiones en bases de entrenamiento que resultan estratégicas para un evento determinado.
De manera individual, también algunos competidores en atletismo, remo y ciclismo defienden los colores de clubes foráneos.
Abanderada de lujo en este acápite es la ciclista Arlenis Sierra, quien comenzó en el club kazajo Astana y ahora milita en el prestigioso Movistar español. Aunque no es la líder de la formación, asume ese rol cuando se le da descanso a la principal figura, para la cual ella «trabaja» en las grandes citas del pedal.
La lucha tuvo también su momento cumbre con la contratación de varios gladiadores en la Bundesliga de Alemania, incluido el multicampeón Mijaín López.
Actualmente, el Inder tiene clasificados a mil 500 atletas como de perspectiva inmediata en el país, por «lo que es imprescindible buscarles fogueo por cualquier vía», sentenció.
TODOS PARA UNO Y…
La actualidad de los deportes colectivos dista muchísimo de la grandeza de hace varias décadas, cuando los equipos de béisbol o voleibol femenino -por solo citar dos ejemplos- eran capaces de regir el panorama universal.
Téngase en cuenta que las Morenas del Caribe reinaron en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992, Atlanta 1996 y Sídney 2000, además del bronce en Atenas 2004, y los peloteros fueron amos y señores de cuanta competencia se organizó hasta la irrupción de los profesionales en el epílogo del siglo anterior.
Mas, todo cambió y la realidad volvió una auténtica pesadilla el mero hecho de colocar a una selección en citas bajo los cinco aros. «Tenemos la esperanza de que el equipo masculino de voleibol pueda clasificar a París 2024», refirió Miranda con ciertos aires de pesar.
A través de las nuevas políticas tuvieron la posibilidad de retornar al combinado nacional estrellas como Robertlandy Simón y Michael Sánchez, quienes no representaron al país durante varios años.
El regreso de Simón, considerado el mejor central del planeta, y Sánchez, más el nivel de jóvenes figuras contratadas en clubes, maximizan los deseos de ver cumplir las palabras de Miranda.
La política sirve para que los atletas sean llamados y puedan rendir de la manera que se exige, porque uno de los principios es elevar el nivel de preparación, comentó con mayor firmeza en su alocución.
Algo similar sucede en materia de balonmano, fútbol y polo acuático, pero de los 35 deportes pertenecientes al sistema de alto rendimiento, solo existe un pequeño número con posibilidades de contratación en ligas extranjeras, mientras el boxeo tomó un trayecto diferente con su inserción en el escenario profesional.
No se puede obviar que el béisbol y el softbol también entran en esta dinámica, aunque el sector masculino de esas disciplinas está fuera del contexto olímpico y solo las féminas del segundo mencionado tendrán la oportunidad de pelear por un boleto a la capital de Francia.
Ante tal tesitura, el directivo agregó que «hemos trabajado también en elevar el nivel de nuestros entrenadores insertándolos en ligas y que puedan conducir a los atletas de la mejor manera posible».
EN BUSCA DE LA META
Desde cualquier ángulo, Cuba brilló en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, al ubicarse en la decimocuarta posición del medallero general, con siete medallas de oro, tres de plata y cinco de bronce.
Resultó la enésima hazaña de un pequeño territorio con apenas 11 millones de habitantes, pero donde la práctica deportiva es casi una religión y sus atletas ídolos de siempre.
La mayor de las Antillas clasificó a la capital japonesa a 69 competidores, la tercera comitiva más pequeña de las últimas seis décadas, pero bastó para superar lo conseguido en Río de Janeiro 2016 (cinco-dos-cuatro, sitio 18), con una delegación más numerosa.
Un ambiente de satisfacción quedó luego de la olimpiada en la ciudad nipona, algo que no ocurrió con el quinto peldaño en los Panamericanos de Lima 2019 y el segundo en los Centroamericanos y del Caribe de Barranquilla 2018. ¿Por qué?
La isla conservó el subliderazgo continental desde Cali 1971, con la excepción de La Habana 1991 cuando dominó el ranking, y en la capital peruana concluyó por detrás de Estados Unidos, Brasil, México y Canadá.
Entretanto, la justa en suelo colombiano fue dominada por México que rompió la hegemonía de Cuba desde Panamá 1970, aunque no estuvo en San Salvador 2002 y Mayagüez 2010 por motivos de seguridad.
Así, la meta es mejorar tales resultados en -precisamente- la lid centrocaribeña en San Salvador y continental en Santiago de Chile, ambas en 2023, con la mirada fija en París 2024, colofón del presente ciclo olímpico.
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