Si bien en las contiendas de mitad de mandato los votos de los ciudadanos no favorecen al mandatario de turno, analistas advierten que en estos momentos el Partido Demócrata exhibe un músculo más fortalecido frente al bando republicano, otrora indiscutible favorito.
Los niveles de desaprobación del gobernante (más de 50 por ciento según encuestas), la falta de concreción de parte de sus promesas de campaña presidencial y el incremento de una inflación desenfrenada, son algunos de los motivos que conforman el lastre a las ambiciones liberales por ganar el mazo de la Cámara Baja del Congreso.
Si bien esas condiciones aún persisten, algunas cuestiones como la eliminación por el Tribunal Supremo de la protección nacional al aborto, y la entrada en vigor de una serie de leyes promovidas por la actual administración, matizan el panorama de manera diferente en comparación con aquel visto a inicios de este año.
Pese a ser más reducido frente a los meses previos, varios factores apuntalan el margen de victoria que poseen los conservadores respecto a la Cámara de Representantes, cuyos 435 miembros, en representación de la misma cantidad de distritos congresionales en cada uno de los 50 estados, serán elegidos el próximo 8 de noviembre.
ECUACIÓN DIFÍCIL PARA BIDEN
Los demócratas actualmente controlan la Cámara con una ventaja mínima de 221 escaños frente a los 212 de los republicanos, es decir, estos últimos solo precisan mantener el número de curules que ya tienen y ganar otros seis, hasta los 218, para volverse la tolda dominante.
Entonces, el poco margen para que la oposición gane la mayoría -cuyos correligionarios son un grupo tradicionalmente entusiasta de los procesos eleccionarios, sumado al hecho histórico de que en las elecciones de medio mandato el partido en el poder pierde, es evidente cuán complicado resulta el escenario para los liberales.
Otra variable de poca ayuda para los azules estriba en la diferencia en el número de candidatos que buscan una ratificación del cargo entre uno y otro bando.
“Los escaños que son defendidos por los titulares tienen menos posibilidades de perderse y, en esta contienda, hay 31 demócratas que no buscan la reelección, mientras que en el caso de los republicanos son solo 18, existe ahí una ventaja para estos últimos”, explicó el analista del Centro de Investigaciones de Política Internacional Carlos Ciaño.
Además, apuntó, aquí también entra a jugar el impacto del Gerrymandering, un término de ciencia política referido a la manipulación de las circunscripciones electorales de un territorio, que sufren uniones o divisiones con el objetivo de producir un efecto equis sobre los resultados electorales.
Así, cada cierta cantidad de años hay un nuevo trazado en algunos sitios, una reconfiguración dictada por el partido dominante en el estado con el objetivo de ganar allí las elecciones, dijo.
Para los demócratas, según alegó, esto fue muy complicado porque sus intentos se vieron entorpecidos por apelaciones republicanas en los tribunales, como el caso visto en Nueva York.
Por otra parte, aquellas modificaciones que lograron hacer años atrás los conservadores en Florida, les aseguran dos o tres asientos allí, afirmó.
Un análisis del periódico The New York Times estimó que, si bien el Partido Republicano tiene una ventaja general en el trazado de los nuevos mapas del Congreso, de cara a estos comicios concentraron en apuntalar los distritos rojos existentes en lugar de crear agresivamente otros nuevos.
PRONÓSTICOS
Para retener el control de la Cámara, los demócratas deben conservar 218 escaños de los cuales 162 se consideran sólidos, otros 26 están calificados de probables, mientras en 23 nada está aún definido, acorde con el análisis electoral de Cook Political.
Ese estudio advierte que los correligionarios del presidente podrían prescindir de 12 curules frente a los republicanos, con lo cual perderían la mayoría.
Los conservadores, con altas probabilidades de mantener la mayor parte de sus asientos, son favoritos para cambiar una docena de escaños de sus oponentes, mientras los liberales muy probablemente arrebatarán solo tres de sus contrarios, lo que les daría a los republicanos una ganancia neta potencial de nueve, reveló la fuente.
Si ambas partes ganan todos los distritos en los que son predilectos, agregó, quedan 31 clasificados como muy competitivos, donde cualquiera de las partes podría ganar.
No obstante, el Informe Político de Cook vaticinó que incluso si todos los territorios donde dominan los demócratas mantienen esa tendencia, los republicanos tienen altas probabilidades de conseguir el control de la Cámara.
Para que los azules retengan la mayoría, apuntó Cook Political, tendrán que mantener todos sus distritos, además de cambiar varios escaños actualmente ocupados por los conservadores, lo que parece improbable.
El sitio Real Clear Politics calculó que los de la tolda roja aventajan en casi un punto (0,7) a los azules para ganar la Cámara de Representantes, gracias a un promedio de los resultados de 10 prestigiosas encuestadoras en Estados Unidos, divulgado el pasado 13 de octubre.
Hace tres meses se creía que habría entre 20 y 30 asientos a favor de los republicanos, y aunque los márgenes de victoria disminuyeron, los expertos están seguros que ganarán, quizás con una diferencia de entre 10 y 20, remarcó Ciaño.
UNA VEZ QUE GANEN, ¿QUÉ HARÍAN LOS REPUBLICANOS?
Conscientes de todo lo que tienen a favor en esta contienda, los conservadores divulgaron ya una agenda de las acciones que ejecutarán en cuanto agarren la batuta.
El plan, titulado Compromiso con Estados Unidos, busca rebajar el gasto público para bajar la inflación -sin especificar las vías-, detener a más inmigrantes en la frontera sur, aumentar la libertad de los padres para elegir escuela y mantener las políticas que restringen el aborto, según declaró Kevin Macarthy, aún líder de la minoría de la Cámara.
Prometieron asimismo producir “energía hecha en el país”, pues consideran que las medidas adoptadas por Biden, que limitan la exploración de nuevos recursos energéticos en el territorio norteño, son un componente importante en el incremento de los precios de los bienes de consumo.
“Menos inflación. Más ley y orden. Derechos de los padres. Seguridad fronteriza. Energía estadounidense”, resumió Macarthy.
Acorde con analistas, los conservadores buscarían también endurecer las leyes de asilo, argumentando que este recurso constituye un mecanismo demasiado amplio para que las personas acudan a la frontera si no tienen una vía de inmigración alternativa.
La presidenta demócrata de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, declaró por su parte que el programa de los republicanos es “una prueba más del compromiso inquebrantable de estos con el trumpismo”, en alusión al exmandatario del país.
No obstante, el mayor riesgo enfrentado por los liberales es la posibilidad de que sus oponentes intenten enjuiciar políticamente al secretario de Seguridad Nacional Alejandro Mayorkas, al fiscal general Merrick Garland, e incluso al propio mandatario, como algunos de los miembros del Congreso sugirieron que harían.
Un análisis del diario Politico aseguró cómo a este objetivo podría contribuir que casi 140 republicanos en la Cámara defendieron afirmaciones infundadas y respaldadas por el exgobernante Donald Trump (2017-2021) de fraude electoral en 2020, y aún más partidarios de esas creencias podrían unirse al Congreso el próximo año.
Sea como fuere, el desenlace de los comicios todavía está por verse, y pendiente la conformación del 118 Congreso de los Estados Unidos cuyo trabajo se iniciará en enero del próximo año.
Dos cuestiones son ya seguras, no obstante: de ganar los demócratas, sería una de las muy pocas veces desde la guerra mundial que la Cámara Baja sea afín al presidente tras unas elecciones de medio término.
En cambio, de vencer los republicanos, el bando de la mayoría se encargará de llenar de obstáculos el camino por el cual deben transitar las propuestas legislativas del actual gabinete.
arb/ifs