Seis mujeres atraviesan el terreno de lo soñado y plantan bandera en la cima de una disciplina que les abrió las puertas de la vigésima segunda edición del certamen global, en un escenario controvertido dadas las estructuras culturales de la sede.
Las principales Stephanie Frappart (Francia), Yoshimi Yamashita (Japón) y Salima Mukansanga (Ruanda) rompieron el techo de cristal de un deporte dominado por hombres, junto a las profesionales que asumen el rol de asistentes: Neuza Back (Brasil), Karen Díaz (México) y Kathryn Nesbitt (Estados Unidos).
Todas integran la selección de 36 árbitros, 69 asistentes y 24 oficiales a cargo de video que participan en la primera lid universal en el Medio Oriente, como resultado de un proceso iniciado años atrás con el despliegue de mujeres en torneos junior y senior de la FIFA.
En conferencia de prensa organizada en esta capital, el presidente del comité de árbitros del ente deportivo, Pierluigi Collina, auguró un futuro en el cual se normalice la presencia en competiciones de alto rango.
Bajo la premisa de que “el género no importa”, sino la calidad, Collina, considerado el mejor imparcial de siempre, calificó el suceso como “excepcional” en medio del ajetreo reinante en la capital qatarí.
Sin temor a la velocidad y movilidad que exigen los jugadores de clubes profesionales, la francesa Frappart emergió como un referente en el arbitraje y una adquisición de excelencia en la Liga de Campeones para ambos sexos.
Con 38 años de edad, se convirtió en la primera mujer en intervenir en la final de la Supercopa de Europa, celebrada en Estambul entre Liverpool y Chelsea, momento que marcó un punto de giro en su carrera, pues más tarde debutó en la Europa League, la segunda en conseguirlo después de la suiza Nicole Petignat (2004).
Por su parte, la japonesa Yamashita inició su vida profesional como atleta, pero trasladó sus inquietudes hacia el terreno de los jueces y registra una prolífica hoja de experiencia en partidos internacionales, campeonatos de institutos de bachillerato, la J-League y la J1 de su país.
En tanto, Mukansanga descolló al poner su sello en la trigésima tercera versión de la Copa Africana de Naciones, tras una larga trayectoria en certámenes locales y foráneos, que la ubicaron como ejemplo por su disciplina, capacidades y perseverancia.
Aunque todavía persiste la idea de la complejidad que supone para las mujeres arbitrar un partido masculino, en los últimos años el panorama ha cambiado, en especial en eventos europeos.
Sin dudas, la presencia de estas tres profesionales, junto a las asistentes Back, Díaz y Nesbitt, constituye un giro de 180 grados en el escenario de los goles y las gambetas, al tiempo que evidencian la evolución de la sociedad, que pondera el rol de estos referentes para las generaciones futuras.
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