Entre decenas de banderas y camisetas de Luis Suárez o Edinson Cavani, los hinchas crearon un ambiente mágico a solo horas del debut en el Estadio Education City, de la ciudad de Al Rayyan.
Colapsada la estación del metro Al Qassar, todos bancaban al técnico Diego Alonso, el hombre que sustituyó al Maestro Óscar Washington Tabárez, figura insignia del fútbol y cuyos problemas de salud, a los 75 años, lo obligaron a abandonar la selección en diciembre de 2021.
En medio de la crisis durante la eliminatoria de la Conmebol, Alonso no se achicó y tomó las riendas del plantel hasta conducirlo a este punto: más de tres millones de uruguayos sueñan con el tercer título en la Copa Mundial. El pandemónium en suelo qatarí aconteció un día después de la conferencia de prensa donde el técnico aseguró que “nuestros futbolistas son los mejores» y “los de más fuerte sentido de pertenencia». Imaginen el orgullo de los sudamericanos.
La frase sonó altanera y el entrenador no perdió tiempo en ahondar: Cuando digo son los mejores del mundo es porque son los míos. También mis hijos son los mejores, porque nadie los quiere más que yo. No lo digo desde la arrogancia, sino desde la humildad y el sentimiento.
Acerca de la importancia del choque ante a los asiáticos, dejó claro que “un buen torneo es ganar el primer partido», lo cual, visto lo visto, deja mal paradas a selecciones como Argentina y Alemania, un par de todopoderosos que cedieron a la presión de Arabia Saudita y Japón.
La pugna tendrá ribetes históricos, pues Fernando Muslera, Martín Cáceres, Suárez, Diego Godín y Cavani harán oficial su presencia en cuatro lides universales, una hazaña que solo había logrado un uruguayo: Pedro Rocha (1962-1974), así que no faltará la experiencia.
Los caminos de ambos equipos se cruzaron dos veces anteriormente en el certamen, Uruguay ganó siempre: 1-0 en Italia 1990 y 2-1 en Sudáfrica 2010, además de tener el peso de la realeza de su lado, como doble monarca del orbe (1930 y 1950).
Corea del Sur, entretanto, deviene participante más frecuente de Asia en el programa de la FIFA, siendo este su undécimo concurso, y nadie olvida aquella clasificación polémica a las semifinales de 2002, cuando organizó el calendario conjuntamente con Japón.
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