Si Rusia 2018 trascendió por el debut en estas lides del videoarbitraje (VAR), el país arábigo quedará en los libros por el uso de otras técnicas novedosas: seguimiento de jugadores mediante la detección semiautomatizada del fuera de juego, control de temperatura en los estadios y un balón inteligente.
Durante mucho tiempo especialistas e hinchas coincidieron en que la utilización del VAR estaba permeada por el criterio subjetivo de los árbitros. Ello obligó a la FIFA a incluir la inteligencia artificial para rastrear las extremidades de los atletas y detectar si están o no en «offside».
Una manera sensata para aliviar la carga de los jueces que más allá de la pérdida de tiempo –ahora recuperado de forma excesiva-, dejaban dudas a la hora de evaluar las situaciones y aplicar el reglamento al cien por cien.
La estrategia conllevó la instalación de cámaras en los espacios, que recopilan datos de cada jugador 50 veces por segundo, y luego envían una alerta al operador de VAR, quien valora, confirma la información y notifica al árbitro.
En conferencia de prensa organizada un día antes del comienzo del torneo, Pierluigi Collina, presidente de la Comisión de Árbitros de la FIFA, expuso que “el VAR ya ha incidido muy positivamente en el fútbol y ha contribuido a reducir drásticamente los errores”.
Justo en esa línea, agregó que “esperamos que la tecnología semiautomatizada nos ayude a seguir mejorando. Somos conscientes de que en ocasiones se tarda demasiado en comprobar una posible posición antirreglamentaria, sobre todo cuando es dudosa. Aquí es donde la tecnología en cuestión supone una gran ayuda”.
En tanto, Al Rihla (en árabe, «El viaje») es el balón oficial de la empresa Adidas para la justa. Cuenta con un sensor de unidad de medición en el interior, a través del cual se envían datos a la sala de operaciones y permite una detección muy precisa de su traslado.
El chip se encuentra dentro y rastrea –en tiempo real- cada toque a una velocidad de 500 veces por segundo. Y no resulta probable que se mueva, pues la compañía ideó un sistema de suspensión.
Las temperaturas máximas promedio en el Medio Oriente no son favorables a un acontecimiento de estas características, de ahí que se determinara cambiar el calendario y dejar atrás los habituales meses de junio y julio. Téngase en cuenta que Qatar es uno de los 20 países más calurosos del planeta.
Sin embargo, gracias a la tecnología de refrigeración esto no ha sido un problema para atletas, oficiales, periodistas y espectadores, ya que en los ochos estadios se mantiene un ambiente fresco entre los 24-26 grados Celsius.
Tal y como sucedió en el Mundial de atletismo en 2019 –solo en la sede, el Internacional Khalifa-, el comité organizador puso en práctica un sistema de enfriamiento que utiliza la combinación de aislamiento y refrigeración dirigida.
¿Cómo funciona? El aire caliente se retira, comienza un proceso enfriamiento a través de un filtro y se expulsa, todo en medio de una recirculación constante. Así, el aire enfriado entra a través de rejillas en las gradas y boquillas enormes en las canchas.
Del 20 de noviembre al 18 de diciembre, la tecnología, sin dudas, es la marca registrada de Qatar 2022, en medio de rascacielos iluminados, aires de modernidad de Doha y el sistema de metro, una megaobra de tránsito rápido inaugurada a raíz del mundial
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