Con capacidad para recibir a 40 mil espectadores, el Ras Abu Aboud (o 974) fue edificado como legos gigantes con esa cifra de contenedores de carga y otros elementos, que permiten retirarlo completamente e instalarlo en otro sitio.
Así, como un acto de magia o una partida de jenga (juego en el que se retiran cuidadosamente los bloques de madera de una torre), cada pieza del puzzle es movida y la zona pronto será un parque, cuya construcción iniciará tras la clausura de la Copa Mundial de fútbol, el 18 de diciembre.
Tres semanas después del arranque de la lid, el espacio cumplió su cometido con un registro de ocho duelos, entre ellos el triunfo de Francia ante Dinamarca (2-1) y de Argentina contra Polonia (2-0), que aseguró su puesto en los octavos de final.
Desde este martes los obreros iniciaron las acciones, al retirar todas las lonas y rejillas de la línea de metro situada alrededor, mientras cientos de trabajadores limpiaron la explanada del recinto.
Llamado 974 por el prefijo telefónico de Qatar, el inmueble se erigió bajo los principios de reciclaje y reutilización, por lo cual la estructura y materiales pueden destinarse a disímiles proyectos, incluso instalar el mismo estadio en otro sitio o crear similares pero más pequeños.
Como recuerdo de la primera cita de este tipo en suelo arábigo quedará un lago artificial en forma de campo de fútbol, mientras emergen especulaciones sobre un destino fuera de fronteras para ensamblar la estructura en ¿Argentina, Chile, Uruguay o Paraguay?, naciones que desean organizar la lid de 2030.
Pero el 974 no es el único que desaparecerá del mapa en el Medio Oriente, el Al Bayt se convertirá en un hotel de lujo que podrá tener recitales para 32 mil personas; el Lusail perecerá junto a sus 80 mil asientos para crear un espacio con colegios, tiendas, instalaciones deportivas y clínicas, y el Al Janoub quedará reducido a la mitad.
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