Por Jhonah Díaz González, Enviado especial
Dolió ver llorar a quien cargó sobre sus hombros una de las épocas más benditas del fútbol luso, con récords individuales que perdurarán en el tiempo y estarán repitiéndose -hasta la saciedad- para recordar a uno de los grandes deportistas del siglo XXI.
Si un día antes fue Neymar quien dejó imágenes impactantes entre lágrimas, Ronaldo tampoco pudo resistir esa mezcla de sensaciones que conlleva al límite y obliga a expulsar los sentimientos reprimidos, sin pensar en las cámaras o arcaicas cuestiones de hombría.
Dijo adiós entre esos caprichos de la vida y el fútbol que nunca se digieren fácil, por mucho que sean reglas de la propia existencia humana. Y es que pronto se renunciará a polemizar sobre el mismo charco de agua.
¿Quién es mejor: Cristiano Ronaldo o Lionel Messi? Acaso esa no ha sido la pregunta más repetida en los últimos tiempos, incluso por encima de la igual cacareada entre Michael Jordan y LeBron James.
“La Pulga” y “CR7”, dos tipos tan desiguales y a la vez tan parecidos que la razón tiende a desaparecer en medio de los argumentos sobre la grandeza que emanan sus figuras: uno bajito, con cara de susto; el otro esbelto, propio de portadas de revistas.
¿Será idiota el fútbol? ¿Será injusta la vida? ¿Cómo quitar a este par que ha acompañado el diario de millones de personas en el segundo milenio? Esos que han marcado el idioma de la disciplina y crearon una de las rivalidades más icónicas entre las que puedan existir.
Nunca dejes que una derrota te haga olvidar el camino, una máxima de ambos, la misma que hoy tiene al argentino en Qatar, con el único y firme propósito de levantar el trofeo que hace ocho años tuvo extremadamente cerca en el estadio Maracaná.
El Mundial 2022 significa el broche de oro para muchas leyendas que dominaron su época. Varios ya terminaron, pero ni el más acérrimo de sus detractores debió disfrutar los sollozos de Ronaldo luego de la derrota 0-1 ante el sorprendente Marruecos.
Y para quien tuvo el coraje de esconder la tristeza, que hablen sus números -solo con Portugal- para marcar distancia: 196 partidos, 118 goles, de esos 98 en competencias oficiales, más 33 asistencias, y los títulos de campeón de la Eurocopa (2016) y la Nations League (2019). Nada más que agregar.
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